Almudena Amador (Llibreria Ramon Llull)

Una familia en Bruselas, Chantal Ackerman, Tránsito, 2021
Mi suicidio, Heri Roorda, Trama, 2020
Azufre, Pepe Cervera, Tres Hermanas, 2021
Da igual. Los 25 cuentos despiadados de Agota Kristof, Alpha Decay, 2021
Hamnet, Maggie O’Farrel, Libros del Asteroide, 2021
Un amor, Sara Mesa, Anagrama 2020

Mayte Alvarado y Borja González (spiderland/snake)

Vida rana. Roberto Masso. Apa Apa Cómics
Animales Feroces. Manuela Buriel. Aristas Martínez Ediciones
He visto un pájaro carpintero. Michal Skibinski / Ala Bankroft. Fulgencio Pimentel
Ethel y Ernest. Raymond Briggs. Blackie Books

José Luis Amores (Pálido fuego)

Para el día del libro, aparte de Skippy muere y El cementerio de Barnes, auténticas delicias para disfrutar como cochino en una charca, sólo tengo una recomendación: El jardín de Reinhardt, de Mark Haber. No he leído la traducción que Siruela ha publicado —aunque me temo lo peor—, pero difícilmente han podido estropear del todo un novelón como hacía mucho que no publicaba esa editorial que en el pasado fue de admirar.

Óscar Brox

Novísimos. Poemas inéditos, de Juana Bignozzi (Adriana Hidalgo). Porque hay que reivindicar esa rara vitalidad de una poesia que no conoce punto final.
Bluets, de Maggie Nelson (Tres Puntos). “Entonces, ¿será estar enamorado del azul una perturbación? O ¿es el amor mismo un trastorno?”.
Este pequeño arte, de Kate Briggs (Jekyll and Jill). Porque, después de leerlo, no dejarás de buscar libros de Roland Barthes.

Skippy muere, de Paul Murray (Pálido fuego). Por Ruprecht Van Doren y su eterna desazón existencial.
Fantasmas, de Pablo Remón (La uña rota). Porque no se me ocurre mejor manera de explicar qué es, ahora, el teatro.
Un par de cómicos, de Don Carpenter (Sexto piso) y Lejos del bosque, de Chris Offutt (Sajalín). Porque son los mejores.
Veinte minutos de silencio, de Hélène Bessette (dosmanos). Porque, como decía Marguerite Duras, hay que leer a Bessette.

Alodia Clemente (Llibreria La Rossa)

Durante este año tan convulso, estamos descubriendo (o redescubriendo) el placer de la lectura y, para mayor fortuna, esta temporada ha venido cuajada de grandes hallazgos. Las estanterías de La Rossa son una fiesta para nuestros sentidos pero hemos querido seleccionaros 5 lecturas imprescindibles para toda la familia:

PARA JUGAR

PEPA GUINDILLA (Ana Campoy y Eugenia Ábalos, Nórdica Libros): Ana Campoy y Eugenia Ábalos son las madres de una Pepa que tiene dos padres, una madre, dos casas y mucha energía. Una niña traviesa y contestataria, revoltosa y sin pelos en la lengua, dispuesta a luchar contra el aburrimiento y a correr grandes aventuras.

PARA CRECER

DE PIEDRA Y HUESO (Bérengère Cournut, Errata Naturae): delicada y maravillosa novela de iniciación de Bérengère Cournut, que enamorará a cualquier persona a partir de los 12 años. Compartiremos el viaje iniciático de Uqsuralik, una pequeña inuit, en su tránsito de la infancia a la primera juventud en el polo norte. Un canto a la naturaleza y a la feminidad desde una perspectiva ecofeminista.

PARA ESCUCHAR

CONEXIÓN (Kae Tempest, Sexto Piso): Conexión es una perla y es un grito. Un destello y un momento especial compartido de una forma íntima con alguien que no conocemos y, por eso mismo, es todavía más valioso.  Kae Tempest es una persona especial: artista, cantante de hip hop y reconocida en los escenarios del spoken word británico pero también es una persona no binaria y, desde ahí y con una delicadeza exquisita, quiere comunicarse con quién quiera prestarle atención. Una oportunidad que no hay que dejar pasar.

PARA EMPATIZAR

LA SANGRE DE LA AURORA (Claudia Salazar Jiménez, Malastierras): Una novela breve y contundente que da voz a las mujeres que vivieron en el Perú de Sendero Luminoso, encarnadas en una terrorista, una fotoperiodista y una campesina. Jamás una novela fue tan cruda y tan verdadera.

PARA REFLEXIONAR

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR (Octavia E. Butler, Capitan Swing): En ocasiones las distopías nos hacen imaginar (a veces soñar) con una realidad proyectada en el futuro de manera más o menos verosímil. La parábola del sembrador nos hace temer con un futuro aterrador que nos está ya soplando en la nuca. Recemos por que no sea una profecía autocumplida.

Miguel Fuentes (Librería Cosecha roja)

El gran adiós, de Sam Wasson, traducción de Óscar Palmer. Es Pop Ediciones.
No digas nada, de Patrick Radden, traducción de Ariel Font. Reservoir Books.
Lejos del bosque, de Chris Offutt, traducción de Javier Lucici. Sajalín Editores.
Delatora, de Joyce Carol Oates, traducción de José Luis López. Alfaguara.
Un par de cómicos, de Don Carpenter, traducción de Rubén Martín. Sexto Piso.
Letra torcida, letra torcida, de Tom Franklin, traducción de Javier Lucini. Dirty Works.
Rodaje, de Manuel Gutiérrez Aragón. Anagrama.
El hijo del chófer, de Jordi Amat. Tusquets.

Donatella Iannuzzi (Gallo nero ediciones)

La mujer helada. Annie Ernaux, Cabaret Voltaire
Enero. Sara Gallardo, Malas Tierras
El precio del triunfo. Ota Pavel, Sajalín Editores

Juan Jiménez García

El valor desconocido, de Hermann Broch (Sexto Piso). Nunca debí de dejar de leer a Hermann Broch…
La muerte del vazir-mujtar, de Yuri Tyniánov (Automática). Relato trepidante de los últimos días en la vida Alexandr Griboiédov.
Otras tardes, de Luis Loayza (Pre-Textos). Después del deslumbramiento de sus ensayos, el de sus relatos. Un escritor del que ya no me separaré.
Los campos magnéticos, de André Breton y Philippe Soupault (Wunderkammer). Ahí empezó todo. Algo. Y quién sabe si también acabó.
Praga, ciudad de cien rostros, antología (Huso). Muchas cosas grandes ahí contenidas.
Dicen que Nevers es más triste, de Angélica Liddell (La uña rota). Con todo, un libro que no solo no deja indiferente sino que se queda ahí, en algún rincón de nuestra cabeza.
Nerón, el poeta sangriento, de Dezsö Kosztolányi (Greylock). Otro Nerón posible, cuyos ecos resuenan en nuestro propio tiempo.

Raül Jiménez (Indienauta)

A buen seguro estas páginas van a estar repletas de grandes recomendaciones literarias. Pero quizás no haya muchas propuestas de lecturas musicales, así que voy a intentar cubrir ese flanco con 10 obras indispensables, en mi opinión, para cualquier melómano que se precie.

La fábrica de canciones, de John Seabrook (Reservoir Books). ¿Qué hay detrás del pop más comercial? Un fascinante y revelador viaje al mundo de los productores estrella y estudios donde se hacen —en cadena— los hits.
Rat girl, de Kristin Hersh (Alpha Decay). Originales, perspicaces, divertidas, pese a los asuntos tratados, en simbiosis perfecta con la idiosincrasia musical de la «jefaza» de Throwing Muses.
Fuego eterno, de Nick Tosches (Contra). La historia de Jerry Lee Lewis es más que una biografía con voluntad literaria. Es un poderoso relato, al más puro estilo sureño, de una época.
Cómo dejamos de pagar por la música, de Stephen Witt (Contra). Nuestra historia musical contemporánea, el MP3 y las descargas, expuesta en una investigación sin desperdicio.
Ropa música chicos, de Viv Albertine (Anagrama). Ser mujer y punk-rockera en los años setenta, contado por otra «grande» en unas memorias de viveza y sinceridad arrolladoras.
Nos vemos en el baño, de Lizzy Goodman (Neosounds). Apasionante crónica de la escena indie neoyorquina durante la primera década del nuevo milenio. Guitarras, caos, revoluciones y caídas en una ciudad icónica.
Future days, de David Stubbs (Caja Negra). Un estilo musical singularísimo, el krautrock, desmenuzado mediante sus bandas, y contextualizado en la construcción de Alemania. Magistral.
Reacciones psicóticas y mierda de carburador, de Lester Bangs (Libros del Kultrum). Antología de textos del crítico más icónico, cáustico y loco del rock. Otro periodismo musical, efervescente y entusiasta, era —¿es?— posible.
Blues, de Ted Gioia (Turner). Otra inmersión completísima en un estilo y un lugar de resonancias míticas, la música del Delta del Mississippi. Sencillamente extraordinario.
Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Everett (Blackie Books). Clásico indispensable del género, el líder de Eels no escribió solo sus memorias, sino un libro sanador.

Javier Lucini (Dirty Works)

Sin orden ni concierto:

Una simple carta de amor, de Yann Moix (Underwood Editorial). Para quitarse la tontería. Un libro que debería ir subrayado entero, y en negrita.
El gran adiós, de Sam Wasson (EsPop). El mejor libro de cine (o libro a secas) que leerás en mucho tiempo. Ocaso y Hollywood crepuscular. Maravilla.
No vas a aprender en tu puta vida, de Miguel Ángel Medina (Libros.com). Por las risas. De nuestro Irvine Welsh patrio. Si lo hubiera publicado Anagrama en su día, Danny Boyle ya habría hecho la película y, probablemente, su autor hace ya tiempo que habría ingresado cadáver en algún hospital de Granada (diagnóstico y causa de la muerte: dato clínico reservado en virtud de lo dispuesto por la familia).
Diario, de André Gide (Debolsillo). Son cuatro volúmenes. Han salido dos. Vivimos en un país tan predispuesto a la plebeyez y la descortesía que lo han sacado directamente en bolsillo, aunque en tapa dura, eso sí, que disimula. En cualquier caso, fastuoso.
El mar, el mar, Iris Murdoch (mucho me temo que ya también solo en Debolsillo). Escritora inmensa. Lo recomendó Mercedes por ahí y yo hago mucho caso a todo lo que recomienda Mercedes. Nunca falla. Es amiga de hace tiempo. Hará cerca de veinte (o más) años que no nos vemos. ¡Va ser cosa de empezar a planteárselo!
Pequeño gran hombre, de Thomas Berger (Colección Frontera. Valdemar). Una fiesta.

Vanessa M. Montesinos (Comunicadora cultural, Afán de plan)

Me remonto al verano pasado para hacer un par de recomendaciones, dos de los libros que llevé conmigo de vacaciones, ambos del escritor valenciano Paco Inclán y publicados por la editorial zaragozana Jekyll & Jill. Curiosamente, viajando con ellos, me iba sumando a los viajes del autor en una suerte de meta-experiencia paralela.

“Y dejaré de viajar para no tener que despedirme”

Incertidumbre (2016) me acompañó a Menorca, a través de calas rocosas de difícil acceso y sin apenas gente. Caminó en mi mochila por sendas de caballos y se paró al pie de algunos faros. Fue fácil imaginar el escenario del primer relato, situado en Irlanda, donde la orografía esculpida por el viento y los colores son muy similares a los de la isla balear en su parte norte. Tras unas páginas, me encontré en la vecina Formentera, casi al mismo tiempo que empezaba a intuir que a Paco Inclán, autor y protagonista, no le pasarían cosas normales en ninguna de sus andanzas. Su paso por Madrid, Dajla, Reykholt, Malabo, Braga o Ancud confirmó mis sospechas. No le pasan cosas normales y las cuenta extraordinariamente bien. El humor de Inclán y su facilidad para entrar en bucles kafkianos  de final siempre inesperado, hicieron que me perdiera algún que otro precioso atardecer de playa, entre carcajadas bien sonoras.

Este libro de relatos finaliza con el cuaderno de campo Hacia una psicogeografía de lo rural, donde narra por capítulos, desde un pueblo de Vigo, el proceso vital y artístico del proyecto del mismo nombre. “Cualquier parecido con la realidad es estética relacional”, advierte al principio. Y, claro, piensas: «Ay, madre. A saber…».

En Dadas las circunstancias (2020), leído entre montañas, Paco sigue viajando y haciéndonos reír, incluso despertándonos cierta pelusilla a los amantes de las situaciones surrealistas. Lo que está claro es que para salir de la rutina, hay que viajar o leer a Paco Inclán. ¿Quién se va a La Habana en busca del chiste que mató de risa a un poeta? Pues, eso.

Rubén Martín Giráldez (escritor y traductor)

Els angles morts, Borja Bagunyà, Periscopi, Barcelona, 2021
«Com tots els nanos intel·ligents, havia entès de seguida que un germà petit era com un país acabat de fundar, i el gobernava com un tirà. Li delegava els encàrrecs emprenyadors, s’acabava sempre les galetes, el feia jugar a jocs en què no podia competir.» (p. 67)
Primavera para Madrid, Magius, Autsaider Cómics, Sineu, 2021
«Carolina, prueba el brócoli…  a Lobo le sale muy bueno.»
Daddy Issues, Katherine Angel, Alpha Decay, Barcelona, 2020, traducción de Alberto García Marcos.
«Si la madre obliga al niño a verla, compele al yo del niño a esconderse. Un niño con una madre intrusiva y exigente —una madre indiferente, o una madre con el rostro congelado por un estado depresivo— se ve obligado a percibir a la madre y a leer su estado de ánimo a costa de que sus propios sentimientos sean reconocidos. Esta necesidad de “preocuparse por el estado anímico de la madre” es una forma temprana de docilidad que distraerá al niño de su propio desarrollo.» (p. 60)
Míster Folch, Adrià Pujol Cruells, Empúries, Barcelona, 2019
«A mitja conversa els ha dit pimpollo, si algun dia faig mala olor, pudor de vella, m’ho dieu de seguida.
Hi ha una muntanya de dones grans i soles amb possibles que afalaguen les criatures amb llaminadures o els adults amb prebendes, per no sentir-se tan soles. Aviat, aviat una cosa lletja menys.»(p. 72)
Vicky Swanky Is a Beauty, Diane Williams, McSweeneys’s 2012
«It’s so interesting when a little person is so clearly distinguished. I can tell —by the superciliary arches above her eyes, the ultra-tiny hands. I regard this visitant as unreal.» (p. 43)
Dudo Errante, Russell Hoban, Cátedra, Madrid, 2011; edición y traducción de David Cruz y Mª Luisa Pascual
«A vezes no nos creian i pensavan que Dominor era un Magico i hazian el signo para ahuyentar la Mala Suerte pero nos dejavan viajar con ellos. Algunos dezian que le havian visto correr entre la Manada Negra. Bueno antes de mi nombramiento le dije a Dominor que miria solo en quanto miziesse un hombre. Le dije que aquel seria el ultimo en que seria su mancevp. Rio y dijo “Si claro”». (p. 235)

Lucía Márquez (Periodista)

Carta al mundo y otros poemas, Emily Dickinson (Libros del zorro rojo, 2019). Con ilustraciones de Isabelle Arsenault.
La espuma de los días, Boris Vian (Ediciones Cátedra, 2020)
Canto jo i la muntanya balla, Irene Solà (Anagrama, 2019)
Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin (Alfaguara, 2016)
Anhelo de raíces, May Sarton (Gallo Nero, 2020)
Ejercicios de estilo, Raymond Queneau (Ediciones Cátedra, 2018)
Acte de violència, Manuel de Pedrolo (Sembra Llibres, 2020)
Atlas de islas remotas, Judith Schalansky (Capitán Swing y Nórdica Libros, 2015)
Mi año de descanso y relajación, Ottessa Moshfegh (Alfaguara, 2019)
La señora Dalloway, Virginia Woolf (Alianza, 2012)
Buffalo Bill Romance, Carlos Pérez (Media Vaca, 2013). Con collages de Dani Sanchis.

Inés Martínez García (Libero)

(poesía) El libro de Lilith, Guadalupe Grande: Publicado en Renacimiento allá en 1996 tras ser galardonada con el premio Rafael Alberti. No podía ser de otra forma, o sí —pero somos muy afortunados por que no lo sea—, la hija de Félix Grande y Francisca Aguirre escribe en este magnífico librito sobre el miedo, la huida y las ruinas que deja la familia, las ruinas de la voz y la carne.
(ensayo) El mito de la belleza, Naomi Wolf (Continta me tienes): En una sociedad en la que el consumo, la productividad, la falta de tiempo y la exigencia está por encima del autocuidado, Naomi Wolf nos hace reflexionar sobre nuestros cuerpos y el comportamiento que mantenemos con ellos (contra ellos), debido a la estructura sociopolítica tan perversa en la que llevamos creciendo desde hace innumerables años.
(poesía – novedad) Nunca seré mi madre y no pariré a mi hermanaYeray Barroso (Libero editorial): El autor desarrolla a lo largo del libro la idea de la identidad; quiere provocar en el público lector la pregunta: «¿Quién puede conocernos o imaginarnos sin conocer nada de nuestro cuerpo?, ni siquiera el tono de nuestra voz. ¿Existimos?, ¿podemos reconocernos y querernos si no sabemos nada del otro, si el otro o la otra no tiene cara, no tiene cuerpo?».
(poesía – novedad) Sombras, incendios y desvanes Diecisiete poetas rumanas (1961-1980) (Vasoroto): En esta antología de la colección «Sombras», un batallón (porque sus poéticas se presentan como puñales, como lenguas afiladas, como corazones en punta que rotan a modo de brújula) de mujeres expresan la herida y la naturaleza que rodea al ser humano en un panorama grisáceo y de dolor, en un tiempo de incertidumbre y de secretos. La voz de cada una de estas mujeres se presenta aguda, con fuerza, instrumento del devenir.

Núria Molines (Traductora)

Después de un año de casi letargo, a mí lo que ahora me pide el cuerpo son cañonazos y libros que me levanten de la silla. Así que por aquí van unas cuantas dosis de metralla:

Mi año de descanso y relajación, Ottesa Moshfegh (Alfaguara). Trad. de Inmaculada C. Pérez Parra. Tremendo viaje de humor negro y misantropía.
Una simple carta de amor, Yann Moix (Underwood). Trad. de Sara Hernández Pozuelo. Viva el género epistolar, aunque esta carta sea más un abrirse en canal y dispararse a uno mismo en el pie, el estómago y en algún rincón más del cuerpo.

Trilogía de la guerra, Agustín Fernández Mallo (Seix Barral). Novelón. Muchos hilos, muchas piezas, muchos espejos, muchos mundos, pero todo, de alguna extraña manera, encaja de maravilla.
GRM. Brainfuck, Sibylle Berg (Alianza de Novelas). Trad. de Núria Molines (alias, servidora, no suelo recomendar libros que haya traducido yo, por eso de evitar el autobombo, pero si abrimos el melón de libros-cañonazo, Sibylle Berg es la maestra artificiera). Novela no distópica, según la autora, aunque lo parezca, que nos pinta la estela del sistema neoliberal, capitalista e hipertecnologizado a ritmo de grime y mucha mucha rabia.

Julio Monteverde (escritor y traductor)

Unica Zürn: Primavera sombría (Pepitas, 2021)
Saint John Perse: Obra poética (Galaxia Gutenberg, 2021)
Javier Echalecu: Lo malo de una isla desierta (Pretextos, 2021)
Tere Susmozas: Estación intemperie (Torremozas, 2020)
Andrea Staid: Los sin Estado (Enclave, 2021)
Marie-Catherine H. Hecquet: La niña salvaje (Pepitas, 2021)
Miguel Ángel Muñoz Sanjuan: Etime (El sastre de Apollinaire, 2020)
María Negroni: Oratorio (Vaso Roto, 2021)

Darío Ochoa de Chinchetru (Automática editorial)

Voy a proponer algunas de mis mejores lecturas (y relecturas) de este último año.

NAM de Mark Baker. Editorial Contra, 2020.
Lo que no podemos saber de Marcus du Satoy. Acantilado 2018.
El paraíso perdido de John Milton. Alianza Editorial 2019.
Ébano de Kapuscinski. Anagrama 2019.
Y por último, de Automática tengo que mencionar La muerte del vazir-mujtar de Yuri Tyniánov, porque siempre volvemos a los rusos (Automática, 2021).

Dani Osca (Sajalín editores)

Letra torcida, letra torcida, de Tom Franklin. Trad. de Javier Lucini (Dirty Works)
Revancha, de Kiko Amat (Anagrama)
Los papeles de Tony Veitch, de William McIlvanney. Trad. de Antonio Padilla (Salamandra)
Essex County, de Jeff Lemire. Trad. de Santiago García  (Astiberri)
Ethel y Ernest, de Raymond Briggs. Trad. de Regina López (Blackie Books)

De los nuestros:
Carpas para la Wehrmacht, de Ota Pavel. Trad. de Kepa Uharte
Buffalo Soldiers, de Robert O’Connor. Trad. de Ana Crespo y Diego de los Santos.

Francisca Pageo

1. Las frases frágiles, Emilia Pardo Bazán (La Bella Varsovia)
2. Mi padre y su museo, Marina Tsvietáieva (Acantilado)
3. Cuadernos, Simone Weil (Trotta)
4. Bajo la cúpula. Paseos con Paul Celan, Jean Daive (La uña rota)
5. Cómo empezó todo, Nikolai Bujarin (Pre-textos)
6. Cambiar el punto de vista, Cuarenta años de exploración teatral, Peter Brook (Alba)
7. Música de un pozo azul. Torborg Nedreaas (Errata Naturae)
8. Diarios 1847-1894, Leo Tolstoi (Acantilado)
9. Los viejos creyentes, Vasily Peskov (Impedimenta)
10. Ozu, Multitudes, Pablo García Canga (Athenaica)
Bonus track: La arena entre los dedos: Diarios reunidos, Chantal Maillard (Pre-textos)

René Parra (El Nadir)

Trans-atlántico, de W. Gombrowicz (novela surrealista y maravillosamente sarcástica; uno de esos pocos libros con los que te puedes reír «a mandíbula batiente»).
El pan a secas, de M. Chukri.
Happy days! Los dibujos del capitán Alban B. Butler durante la Primera Guerra Mundial, (una crónica en viñetas humorísticas sobre la participación estadounidense en la Gran Guerra).

Andrea Reyes (ilustradora)

Alejandra Pizarnik y sus múltiples voces, Varias autoras. Edición de Mayda Bustamante (Huso, 2021)
Un homenaje a la poeta argentina, en el que sería su 85 cumpleaños, de parte de autoras como Chantall Maillard, Cristina Piña, Liliana Díaz Mindurry, Mercedes Gómez Blesa, Raquel Lanseros o la hermana y la sobrina de Alejandra; Myriam Pizarnik y Sandra Riaboy. Voces que buscan, rescatan, comparten nuevos espejos de Alejandra y su obra –sinónimo de su propia vida– como poeta, crítica, prosista y, si acaso la categoría existiese, escritora de diarios. «Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla».
Hölderlin o el fuego divino de la poesía, Rüdiger Safranski. Traducción de Raúl Gabás (Tusquets, 2021)
Ver el nombre de Rüdiger Safranski en la portada de un libro es otorgar al espíritu un seguro. Saber que, bajo la tapa, espera un viaje apasionante por la vida de algún poeta, prosista, artista, de insondable fondo. Tras haber nadado, desde su ordenada, rigurosa y seria voz, en las profundidades de Schopenhauer, Schiller, Heidegger, Goethe o Nietzsche, el filósofo y ensayista alemán se embarca en la vida de su compatriota Friedrich Hölderlin (1770-1843), una de las figuras más interesantes y hermosas de la poesía y la filosofía. Amor por la Belleza, por la libertad, por la naturaleza, por las palabras, por lo absoluto.
Ana de las Tejas Verdes, Lucy Maud Montgomery. Edición ilustrada por Antonio Lorente (Edelvives, 2020)
Anne es un personaje tan entrañable, cálido, luminoso, excéntrico, poético y necesario que llegue a nosotros bajo la forma que llegue (sus distintas ediciones, películas, series), siempre será bienvenida. Si miramos al libro desde el punto de vista más físico y sensorial, esta versión ilustrada por Antonio Lorente es al tacto y a la vista una maravilla.
El resto del viaje y otros poemas, Bernard Noël. Edición bilingüe de Miguel Casado y Olvido García Valdés (Abada, 2014)
Recordar la obra de los recién partidos es ceremonia común pero hermosa. Este mes de abril ha fallecido Bernard Noël, poeta, narrador y ensayista de mirada convulsa, polémica, de atípico lenguaje y gran interés. Dureza, reflexión, materia, agudeza, verso afilado.  «Dedos de aire y de pronto la mayor fatiga / por qué no tenemos un cuerpo de recambio / y un surtido de órganos para reponer».
Dignum est y otros poemas, Odysseas Elytis. Edición bilingüe de Cristián Carandell (Galaxia Gutenberg, 2008)
Un precioso volumen que nos acerca, desde el peculiar, dulce, detallista, preciso y natural mundo griego del Premio Nobel de Literatura 1979 Odysseas Elytis (1911-1996), poemas de Canto heroico y fúnebre por el subteniente caído en Albania (1945), Dignum est (1960), Sol soliarca (1971) o El monograma (1971). «Tienes un sabor a tempestad en los labios – Pero ¿dónde vagabas / todo el día con la dura ensoñación de la piedra y el mar?»

Elisabet Riera (Wunderkammer ediciones)

Mis recomendaciones para este Sant Jordi son los tres libros que tengo ahora mismo en mi mesita de noche:
Guerra interior. Angélica Liddel. Ed. La uña rota
El cazador celeste. Roberto Calasso. Ed. Anagrama
Cada día es un árbol que cae. Gabrielle Wittkop. Ed. Cabaret Voltaire. Un texto y una autora verdadera fascinante, con un lenguaje denso, suculento, en forma y en ideas. Cuenta una vida, la suya, como las que ya no se viven, con una profundidad lírica y estética fuera de lo común. Un elogio de lo oscuro y lo interior, de lo viejo, lo posado, lo decadente. Lo que está presto a desaparecer. Un libro que me hubiera gustado editar en Wunderkammer.

Y, por supuesto, todas las últimas publicaciones de Wunderkammer: Ese famoso abismo. Conversaciones con Enrique Vila-Matas (Anna María Iglesia); Los campos magnéticos (Breton/Soupault); La mirada imposible (Agustín Fernandez Mallo).

Rafa Rodríguez (Verlanga)

Yo disparé en los 80. Fotografías de Marivi Ibarrola (Munster Books, 2011)

No es ninguna novedad, de hecho el libro tiene diez años, pero para mí es mi favorito de 2021. Descatalogado desde hace algún tiempo, lo buscaba por internet y tiendas de segunda mano, sin éxito alguno. Fue en enero cuando lo conseguí. En una librería de Logroño les quedaba un ejemplar en el almacén. Lo vendían al mismo precio que cuando salió, nada de especular. Un mail y me llegó apenas dos o tres días después por correo.

La satisfacción del deseo cumplido se disparó con su contenido. Las fotografías de Marivi Ibarrola tienen un valor documental, pero van más allá, no solo capturan un tiempo, una época, un período de libertad y música, sino que retratan la juventud, con sus códigos propios, sus anhelos, ilusiones y sueños, e incluso la irreverencia propia de esa edad. Son fotografías que respiran, que emiten sonidos, que gritan, que sudan, que hablan, que invitan a colarse por detrás. Son fotografías que siguen vivas casi cuatro décadas después.

Cada imagen va acompañada (al final del libro) por un texto escrito por algunas de las personas que protagonizaron aquellos días. Están Poch y los hermanos Muguruza compartiendo un sidecar, Parálisis Permanente en directo, Malevaje encima de un escenario o el público de un concierto de RIP. Están los recuerdos/ opiniones de Servando Carballar, Cristina Lliso, Carmen Madirolas o Jaime Gonzalo. Y detrás de todo, la cámara de Ibarrola. ¡Qué suerte que estuviera allí!

Susana Romanos (Greylock ediciones)

haces. muros. Federico Ocaña. Editorial Polibea, 2020
Exposición de primavera. György Spiró. Trad. de Antonio Manuel Fuentes y Eszter Orbán. Acantilado, 2013
Los cuentos de los hermanos Grimm. Tal como nunca te fueron contados. Primera edición de 1812. Traducción y edición de Helena Cortés Gabaudan. La Oficina, 2019

Consuelo Rubio (traductora)

Si me preguntan por narrativa en español, La hija única, de Guadalupe Nettel (Anagrama), La piel y La hora violeta, de Sergio del Molino (Alfaguara y Random House), Los Modlin, de Paco Gómez (Fracaso) y El salto de papá, de Martín Sivak (Lumen). Si se trata de ensayo en ídem, El infinito en un junco, de Irene Vallejo (Siruela) y Orient-Express, de Mauricio Wiesenthal (Acantilado). Como he descubierto a varias autoras estadounidenses de las generaciones últimas, no puedo dejar de incluir en esta lista títulos como Más generoso que la soledad, de Yiyun Li (Galaxia Gutemberg), Mi año de descanso y relajación, de Otessa Moshfegh (Alfaguara) y La gente en los árboles, de Hanya Yanagihara (Lumen). El grupo, de Mary McCarthy, antepasada de las tres anteriores: un clásico-contemporáneo imprescindible e imperdible editado ahora por Impedimenta. Por abundar en el asunto feminista, Todo sobre el amor, de Bell Hooks (Paidós) y Recuerdos de mi inexistencia, de Rebecca Solnit (Lumen). Por si acaso a alguien le apeteciera disfrutar sin tasa leyendo de infancias no convencionales, sobre sus a menudo bellos estragos, El viejo juez, de Jane Gardam (Salamandra) y ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, de Jeanette Winterson (Lumen). Yoga, de Emmanuel Carrère (Anagrama), porque soy débil y humana y oigan, una de mis debilidades es Emmanuel. Y para acabar Alucinaciones, de Oliver Sacks (Anagrama), porque las historias clínicas del doctor Sacks deberían prescribirse en colegios y universidades, quizá hasta en hospitales y centros de salud.

Faustino Sánchez

En este año que parece de tránsito entre una realidad y la incertidumbre de lo que nos espera, elijo tres libros que, a su manera, también son la crónica de un tránsito. En Skippy muere (Paul Murray, Pálido fuego) tenemos el divertido y conmovedor tránsito de la adolescencia; en Una familia en Bruselas (Chantal Akerman, Tránsito), el tránsito que supone la asimilación de una pérdida; en Doctor Pasavento (Enrique Vila-Matas, Seix Barral), el tránsito, siempre inesperado, siempre ingenioso, desde la sobreexposición hacia la invisibilidad.

Diego Luis Sanromán (escritor y traductor)

Lem, Cioran y un par de rosas

Si no otra cosa, los aniversarios pueden convertirse en una feliz ocasión para reencontrarse con viejos amigos. De los muchos centenarios de gentes queridas que se celebran este año –Patricia Highsmith, Joseph Déjacque, Georges Brassens, Fernando Fernán Gómez, etc.-, yo he decidido tomar como excusa el del gran Stanislav Lem para releer completa la obra de un autor que me viene acompañando desde la adolescencia. Para mí Lem es la inteligencia, el humor, la profundidad, el ingenio, la lucidez, la destreza y la eficacia narrativas, la alegría de escribir y el gozo puro de la literatura (aunque también a ratos la tiniebla y la oscuridad, claro está), y siendo pues todo lo que uno desearía ser como escritor, entenderán que no me resulte nada fácil recomendar una sola de sus obras. Así que voy a recomendar tres, porque sí, y además sirviéndome del más arbitrario de los métodos que pueda pensarse. Los tres primeros títulos que me vienen a la cabeza son estos: Diarios de las estrellas, El hospital de la transfiguración y Retorno de las estrellas. Listo. Si no han leído nunca a Lem, pueden empezar por ahí. O por cualquier otro lugar. Una vez comiencen, lo hagan por donde lo hagan, ya no podrán parar.

Siempre es también motivo de alegría la publicación en castellano de algún Cioran inédito. Y digo bien alegría, pues seguro que convienen conmigo en que los textos de monsieur Emil son una especie de oscuro elixir que tiene la virtud de sumir en un paradójico estado de euforía a quienes se atreven a probarlo.  En esta ocasión se trata de Ventana a la nada (Tusquets, 2021. Traducción de Mayka Lahoz), un –llamémoslo así- pecio rescatado de la insondable Biblioteca Jean Doucet en el que nos encontramos a un Cioran en transición de muchas cosas, pero sobre todo de su rumano natal al francés asumido ya como lengua literaria. Valga este fragmento de un fragmento a modo de invitación: “Todo lo que está vivo es posibilidad de no vida, por lo tanto es absurdo. Y como vivir significa verificar en cada acontecimiento la eventualidad de su ausencia, en lo existente su grado de no ser y en la temporalidad su impulso ciego, la razón no tiene ninguna posibilidad de imponer en ninguna parte su estéril perfección. La vida es una crisis –constante– de la eternidad, una erupción de absurdidad que ninguna ley detiene, puesto que ninguna ley domina la vanidad. Nada existe necesariamente”.

Diego Salgado

La era audiovisual: Historia de los primeros cien años de la radio y la televisión. Angel Faus Belau. Ediciones Internacionales Universitarias.
Extreme Cinema. Affective Strategies in Transnational Media. Aaron Michael Kerner y Jonathan L. Knapp. Edinburgh University Press.
Klara y el Sol. Kazuo Ishiguro. Anagrama.
Wittgenstein, arquitecto (el lugar inhabitable). Fernando Castro Flórez, Agustín Fernández Mallo & Bernardí Roig. Galaxia Gutenberg.
Women in the Silent Cinema. Histories of Fame and Fate. Annette Förster. Amsterdam University Press.

Dara Scully

Aquí van cinco libros -que en realidad son siete- salvajes, violentos, hermosos a pesar de todo. Libros que te muerden la carne, que te dejan una marca profunda, azul, la marca de lo inabarcable, de lo que se lleva dentro como un océano  el cielo de la noche. Yo solo puedo decir, con voz pequeña, -pues, ¿quién soy yo?-: leedlos. Leedlos para que os arrase su aullido, su frío, su mordisco en el cuello. Para que, también a vosotras, os dejen una marca azul imborrable.

Nuestra piel muerta, de Natalia García Freire (editado por La navaja suiza)
Humo, de José Ovejero (editado por Galaxia Gutenberg)
Trilogía de Tora, de Wassmo Herbjorg (editado por Nórdica)
El palacio de hielo, de Tarjei Vesaas (editaro por Trotalibros)
Génie la loca, de Inès Cagnati (editado por Errata Naturae)

Andrea Valdés

Queridos Détour
Gracias por invitarme a compartir listas de nuevo y cruzar referencias.
Este año he disfrutado bastante de Arquitectura de rayos X de Beatriz Colomina que publica Puente Editores con su habitual criterio. Siempre me han gustado los trabajos de esta investigadora por cómo relaciona la arquitectura con la medicina, la sexualidad, la guerra o el arte, combinando su saber crítico con anécdotas de una gran humanidad y humor. Por ejemplo, gracias a ella sé que Le Corbusier forró su edición de «El Quijote» con el pelaje de su difunto perro, al que tenía mucho aprecio.
Me ha impactado la contundencia de Houria Bouteldja en Los blancos, los judíos y nosotros publicado por Akal. Son textos de una complejidad mayor de lo que aparentan, pero muy frescos pese a destilar un hartazgo importante. Parecen escritos en voz alta.
De Luis Felipe Fabre me leí La declaración de las canciones oscuras de Sexto Piso, donde dialoga humorísticamente con la tradición y en concreto con la poesía San Juan de la Cruz. Me interesa la escritura como acto profanador y en Fabre tiene momentos afortunados.
Feliz de que Jekyll & Jill publicara Este pequeño arte de Kate Briggs, lleno de reflexiones sobre la traducción y en el que rescata a Dorothy Bussy. Su correspondencia con André Gide es fantástica y está sin traducir.
Creo que una de las decisiones más sabias durante el confinamiento fue apuntarme al curso organizado por el espai Crisi de Mario Montalbetti en torno a su libro El pensamiento del poema publicado por la editorial Kriller71. Ojalá existieran más mentes así de osadas y articuladas, aunque no coincidiera en algunas de sus formulaciones, pero me abrió el cerebro y aquí cierro con haiku de Arakida Moritake, comentado por él:

«Una hoja cae
y regresa a su rama.
¡Ah! Es una mariposa».

La mariposa ¿fue siempre mariposa o era una hoja? ¿Hubo una transformación o fue un error de percepción? El poema nace de la rama, vuela y se vuelve mariposa pero se convierte en mariposa para volver a la rama. Todo gran poema tiene esa trayectoria: Se transforma y regresa a la rama pero es un regreso desfasado: ya no es la misma hoja.

¡Feliz lectura y rosas!

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