Obra Poética (1904-1974), de Saint-John Perse (Galaxia Gutenberg) Traducción de por Alexandra Domínguez y Juan Carlos Mestre | por Francisca Pageo

Saint-John Perse | Obra Poética (1904-1974)

La obra poética de Saint-John Perse es basta, densa, es un material inabarcable que inunda a los sentidos de emociones y sentimientos. Galaxia Gutenberg la publica y no podemos sino alabar esta maravillosa decisión. En una edición bilingüe, traducida por Alexandra Domínguez y Juan Carlos Mestre, leeremos a Saint-John Perse pausada y detenidamente, pues no podríamos aquí hacerlo de otra forma. He tardado un mes en llegar hasta estas palabras que aquí escribo y aún no estoy segura de saber qué he leído. Así que quizás haya que perdonarme algo, quizá aquello a lo que una no puede llegar, lo que no puede encontrar.

La poesía de Perse estaría enormemente influenciada por su vida, que es la gran herramienta de la que se sirve; por su infancia, esos momentos que lleva a rastras consigo; por sus obsesiones, ¿qué es un escritor de poesía sin ellas? Estamos en esta obra ante la búsqueda del poema del poeta mismo. Ante un viaje por la metáfora, por la idea que proviene del logos y que transformamos en un bello sentimiento, ¿o es aquí el sentimiento mismo de donde provienen sus poesía? Creo que es de las dos, pues metáfora y sentimiento se abrazan, se unen, forman un uno para dar al lector una semilla que crece y crece hasta rodearlo. La poesía de Saint-John Perse es así. Hay poesía del cuerpo, de lo que yace en él, pero también hay poesía de la muerte y sus cenizas. Poesía que se volatiliza y así mismo densifica nuestro alrededor.

Lo importante de esta compilación, sus Elogios, La gloria de los reyes, Exilio, Vientos, Mares, Crónica y Pájaros, es quizá la cantidad de conjuraciones a los elementos que tiene. La tierra, el agua, los vientos y los mares… Perse los conjura hasta tal punto que se convierte en ellos, los humaniza, los petrifica en poemas que se hablan a sí mismos y nos hablan de forma antigua, ancestral, pero también de una manera muy humana, como si los dioses mismos hablaran tras estas palabras. Lo mítico halla su forma aquí. La mar es una diosa que se deja seducir. Es también unas sábanas sobre la una cama, son igual unas sábanas ondeándose en el aire, es el interior de una mujer que da el pecho y la mantelería sobre las mesas y un sueño. Dice el autor: «Me hice cargo de la escritura, yo honraré lo escrito.»

Aparecerá la pintura en Pájaros y aparecerán los sentimientos y emociones que esta muestra. De algún modo, Perse analiza a Braque, desmenuza sus manchas que forman pájaros, que se hacen a sí mismos. De algún modo, Perse también los dibuja, con palabras y anotaciones sobre los cuadros. Palabra e imagen se complementan (es casi necesario buscar las pinturas de Braque) y dialogan entre ellas mismas. También aparecerán las lámparas, ¿a qué metáfora representan? Quiero creer que ellas son la luz misma con la que el autor apunta a las palabras. Perse las ama y las desea, pero también ama y desea aquellas ideas y aquellos elementos de los habla. Va tras ellas, va tras ellos, y los personifica.

Saint-John Perse se convierte en un autor indispensable para entender la poesía, que no exactamente su poesía. Se hace sentir, al leerla, que esta representa todas las cosas que no pueden ser nombradas, que no pueden ser dichas y a las que el hombre apenas puede llegar. La poesía de Perse es la poesía de lo invisible tras las ideas, tras lo que queremos atrapar y a lo que nunca conseguimos llegar. Pero como toda buena poesía, algo se escapa y lo cogemos al vuelo, quizá con palabras, pero aquí desde luego son los sentimientos y las emociones las que lo harán.


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