Aviario, cuaderno de excusas, de Gsús Bonilla (Altolibros) | por Francisca Pageo

Gsús Bonilla | Aviario, cuaderno de excusas

Leo este libro a la vez que leo el Diario del río Misisipi de John James Audubon. Me digo que no es casualidad, que a veces los pájaros se juntan unos con otros, forman bandadas y van de camino hacia algún lugar o simplemente dan vueltas en el cielo. Al de este Aviario tengo la sensación de que suceden las dos cosas, como si Gsús Bonilla formara de este libro algo que lucha por salir ahí fuera, por elevarse, por irse muy lejos de este aspecto terrenal que nos entreteje con la tierra. Tampoco es casualidad que diga esto, pues este libro es un libro que ha sido escrito en el confinamiento y que, como pájaros enjaulados que hemos sido, hemos tenido que volar dentro de nuestras casas, dentro de nuestras habitaciones y salones y cocinas, teniendo las ventanas y no sólo las de las paredes, sino también las del papel y lienzo en blanco, como única vía de escape hacia lo que no es imposible acceder.

Gsús Bonilla es poeta, pero este no es un libro de poemas per se. Como nos cuenta él mismo, Aviario, cuaderno de excusas es una serie de textos sin pretensión poética o lírica alguna, son textos testimoniales; pero que yo sin embargo veo cerca de una prosa poética latente. Es irremediable no acercar estos textos a la poesía, pues la mirada del autor la lleva implícita. Son estos textos un retrato, que unen mirada personal en este año que hemos tenido que volver hacia nosotros mismos, hacia nuestro interior, haciendo crecer, criar, cobijar, ese pájaro que somos. “Desobedeced las normas cuando escribáis”, escribe Gsús. Hay ciertas normas no escritas sobre cómo escribir poesía e incluso sobre cómo escribir narrativa. También hay normas no escritas sobre cómo escribir una reseña, y depende de cada uno hacerles caso o no. Yo intento optar por escribir simplemente como lo voy sintiendo, pues a fin de cuentas una reseña no es sólo una opinión personal, es también una mirada hacia lo que leemos, hacia lo que sentimos respecto al texto o libro en el que nos encontramos. Este libro me gusta porque es un libro que es lejano y es cercano. Como retrato casi confesional de la pandemia nos aporta detalles que todos conocemos muy bien, pero también ahonda en esos pensamientos y sentimientos que una persona particular tiene con ellos. He sentido cierta cadencia hacia lo que más duele, pues Bonilla se enfoca de alguna manera en aquello sobre lo que es imposible tener un control, como la muerte y como lo que crece ahí fuera sin nosotros en las calles. “La preciosidad de ayer hoy es un túnel inacabable cegado de broza y matorral.”

Este Aviario, cuaderno de excusas es un cuaderno lleno de excusas que duelen y que terminamos aceptando porque no podemos hacer otra cosa. Pero como los pájaros, cada texto vuela en sí mismo y vuela con los otros creando esa bandada que surca los cielos a cierta hora el día, como los estorninos. Gsús Bonilla parece que pía bajo pero en realidad pía muy fuerte. Pía porque no puede hacer otra cosa, y yo al leerlo quiero piar con él, para que se oiga eso que sentimos muy dentro cuando sentimos las cosas muy fuerte. Son estas excusas testimonios de vida íntima, también de una vida social de la que nos hemos visto privados. Ya ha pasado un año y me pregunto adónde habrán ido todas estas excusas, todos estos pájaros. ¿Habrán ido a un lugar mejor? Quiero creer que sí. Al menos así intentamos hacerlo cada día que pasa, cada día que vivimos.


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