Eterno anochecer, de Forugh Farrojzad (Gallo Nero) Traducción de Nazanin Armanian | por Francisca Pageo

Forugh Farrojzad | Eterno anochecer

Escribir sobre este libro es escribir sobre la libertad. Es hallarla en las palabras, en la certeza de que lo que decimos nos pone la vida en el vuelo de un pájaro en ese cielo azul, tan fuerte el cielo azul que incluso nos daña la vista de toda la fuerza de la luz que estas palabras llevan consigo. Forugh Farrojzad no lo tuvo nada fácil en su vida. La poeta y también cineasta iraní tuvo una controversia muy grande en su vida debido a su arte, a su hacer, a su modo de sentir las cosas. En su poesía podemos encontrar un deseo carnal que, aunque hoy podamos ver como normal, en su día fue muy controvertido debido a la obscenidad que el pueblo iraní y su religión veían en él. Es por eso que Forugh fue perseguida y no lo tuvo fácil a la hora de publicar sus poemas.

Es este un libro lleno de perplejidad, de arrullo que habla sobre la pasión carnal, sobre el deseo, sobre el amor y ante todo sobre lo que implica querer ser libre en una sociedad y tiempo que oprime a las mujeres. La autora nos mete de lleno en su saber, en su estar y en sus sentimientos. Vemos cómo ama al amado y cómo ama a su hijo. Y también cómo desea con su más íntimo placer y gozo. No podemos quedarnos sentados, vamos directamente a recomendar este libro a nuestros amigos que leen o no leen poesía porque es este un libro sobre la esencialidad del alma humana. Forugh buscaba un hueco en las palabras para hacerse ver, para hacerse a ella misma. Sin las palabras, Forugh se metería en el cine, pero seguiría escribiendo hasta el final de su vida.

La autora describe con pelos y señales lo que implica desear y amar, hay una búsqueda y un alzamiento de la voz ante el ser amado que pide a gritos el deseo de ser libre, de considerarse persona que vive por y para la libertad. Aunque sus poemas hablen de ella y utilice la mitología para hablar de ella, ella habla por todas esas mujeres oprimidas y reprimidas que han pasado la vida al margen, dejadas de lado por un estado misógino y machista a más no poder. La voz de la mujer es aquí la voz de la vida. Una vida que quiere verse derramada en la luz del día y la oscuridad de la noche bajo unas estrellas que son luceros. La búsqueda incansable de la autora en las palabras nos ilumina y nos enseña que en la palabra podemos hallar consuelo y armonía. Son 5 los poemarios-cuadernos que aquí hallamos, reunidos bellamente por la editorial Gallo Nero y que nos absorben por completo. Una vez entramos en ellos, no podemos salir. Y queremos leerlos y releerlos, queremos ser partícipes de lo que Forugh vivió. Es innegable ver todo el peso que llevaría consigo, pues sus poemas detallan una vida llena de altibajos (Forugh intentaría suicidarse) y mucha densidad pero también amor. La belleza dada en este libro es belleza por lo humano, por lo que nos hace ser como somos, por lo que significa vivir en su máximo esplendor.

Forugh desafiaría los estereotipos femeninos. Sería ella la voz cantante en una sociedad que marginaba a la mujer. Y ello tendría graves consecuencias para con su persona. Pero su poesía ha quedado para la posteridad, se ha hecho eterna, la tenemos en nuestras manos y la leemos, ¿no es eso maravilloso? Leer a esta poeta que encumbraría la voz de la mujer por encima de todas las cosas nos alza también a las mujeres que la leemos. Pues, de algún modo, nos sentimos identificadas con ella. Es una poesía directa y didáctica, de la que aprender, de la que enseñar a nuestras hijas y nuestros amados. Me ha emocionado mucho leer este libro de su poesía completa porque ha sido un oasis en medio del desierto, en cierto modo, me ha salvado. Quiero volver a leerlo, empaparme de estas palabras que te absuelven de toda negrura. Hay, aunque no lo parezca, cierta ternura en ellas. Es una ternura hacia la vida y hacia el amor a los seres que amamos y hacia la naturaleza de la vida. Como un manto que recoge nuestra sangre y nuestros deseos, lanzándolos a la noche, a la negrura del cielo empapado de estrellas que luego recogeremos con nuestra falda.

Lean a Forugh, no se arrepentirán. Sus connotaciones son afables y llenas de misterio, de una oda a la libertad de expresión sin igual. Leerla ha sido un antes y un después como lectora de poesía. Quisiera mandarle una carta a Forugh, decirle lo mucho que me ha emocionado leerla, lo mucho de mí que he encontrado en ella.


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