La tramontana, de Emily Roberts (Isla de Siltolá) | por Inés Martínez García

Emily Roberts | La tramontana

La tramontana es un viento frío y turbulento. Tanto que no escuchas nada más que su bramido ensordecedor. Proviene de lejos, “de más allá de las montañas”. Cuando la tramontana llega, el cielo cambia de color, -como el efecto que producen las luces de Navidad en las ciudades ausentes- pasando a ser de un azul intenso -azul azul.

Emily Roberts ha escrito sobre el viento como dolencia, como locura. La Tramontana (La Isla de Sistolá, 2016) es una novela narrada en tres voces diferentes que presenta los problemas de la sociedad actual española a través de una crisis familiar. En La Tramontana podemos encontrar una historia donde la familia se desangra, mientras que ninguno de sus miembros parece hacer nada evidente para curar la herida.

Emily Roberts (Ávila, 1991) desnuda a sus personajes a través de sus voces, donde los principios de cada uno de ellos se van quebrantando hasta quedar totalmente desprotegidos, vacíos. La autora presenta muchas cuestiones a medida que el texto avanza y permanecen en el aire, retumbando como el sonido de los tambores en mitad de la noche.

La autora revela a través de Eva, Mónica y Nico un mismo acontecimiento bajo sus diferentes perspectivas, relatando cada uno de ellos una misma locura. El miedo, el poder, el continuo enmascaramiento de lo que sienten, -por protección, por miedo o por orgullo- frente a las manifestaciones por los derechos sociales y el rechazo, son los sentimientos que se concentran en esta novela.

El libro comienza con Eva, una voz adulta, sensible y poética. Esta voz presenta una lucha interna con sus propios sentimientos y con los de las personas a las que ama. La autora critica a través de Eva la incapacidad de hacer frente a una situación que, poco a poco, se convierte en una enfermedad-bucle de la cual es casi imposible salir. Eva arrastra consigo la locura de la tramontana. En sus horas de soledad y de flagelación mental, el viento es lo único que le acompaña.

La segunda parte de la novela está narrada por Mónica, la hija mayor de Eva. La joven presenta a lo largo de su relato todos los conflictos internos de una universitaria. Dispuesta a huir y a rechazar todo lo que ve en su seno familiar, Mónica se embarca en una relación con un joven activista político que le hará cuestionarse acerca de todo lo que había sentido hasta el momento. La chica vivirá una devastación emocional, que le acercará a sus orígenes y a hacer frente a los problemas familiares que lleva obviando toda la vida.

La tercera parte, relatada por Nico, es la menos poética y sentimental de las tres. Nico se presenta como un hombre de ideas claras, totalmente contrarias al sistema político-social actual. Es la voz que más preguntas realiza a los personajes o a sí mismo. «Es verdad que a veces hay que destruir para poder empezar de nuevo. Todos los imperios se alzan para caer. Y el corazón es el mayor dictador que existe». Fiel predicador del cambio, el joven antepone la lucha por la causa al amor. A pesar de lidiar constantemente contra unas ideas, él mismo termina sufriendo en sus propias carnes las consecuencias de las suyas.

La autora, que escribió originariamente la novela en inglés, es becaria de investigación en el Departamento de Filología Inglesa II de la Universidad Complutense de Madrid. Es autora de dos libros de poesía, Animal de huida (Ediciones Oblicuas, 2013) y Regalar el exilio (Harpo libros, 2016), y de otra “novella”, Lila (Ediciones Oblicuas, 2011).

Emily Roberts, cuya influencia por la novela inglesa Las olas, de Virginia Woolf, se ve marcada en esta obra, realiza un trabajo filosófico y minucioso que conecta el orgullo, el miedo, la traición y la crisis social con un mismo elemento: la locura.

La cita «no es sano vivir adaptado a una sociedad tan enferma», que uno de los personajes de la obra expone, hace hincapié en el tema principal del libro: la crisis, la adaptación de los ideales impuestos, la resignación personal ante los problemas, el acto de mirar para otro lado y bajar la cabeza, omitir los sentimientos por miedo a dañar al prójimo, la traición y, por ello, la locura.

Dicen que cuando la tramontana sopla muy fuerte, tanto que no puedes escuchar nada más que su enormidad, comienzas a vivir dentro de ti, alejándote del exterior, escuchando únicamente lo que trae el viento. Observando, con resignación, el color azul que adopta el cielo; sumergiéndote en una locura tan profunda como la intensidad de su color.

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