Vida secreta de Cristina Campo, de Cristina De Stefano (Trotta) Traducción de Laura Muñoz Villacañas | por Francisca Pageo
Con Vida secreta de Cristina Campo tenemos por primera vez en España la biografía de una de las traductoras, escritoras y pensadoras italianas más importantes del S.XX. Cristina Campo no es muy conocida en España, quizá por esa tardía traducción de sus obras, que nos está llegando ahora, como su ensayo Los imperdonables, editado en Siruela este mismo año 2020.
Reseñar una biografía es quizás el trabajo más difícil: ¿Cómo hablar de un libro en sí mismo sin hablar de la vida del autora? Como Cristina Campo aconseja, leo primero el libro, recopilo las citas que me llaman la atención y lo dejo reposar. El texto vendrá más tarde, como dice la autora: «como una enredadera entre las rocas». Lo cierto es que la escritora Cristina De Stefano ha sabido traernos la vida de Cristina Campo, a quien también deberíamos conocer por Vitorria Guerrini, su nombre real, por el que fue bautizada, de una manera bastante preciosista sin escapar de lo real; también, de forma sincera y completa. Conoceremos a Campo a través de sus cartas, de sus palabras, pues son el referente primigenio al que De Stefano acude, más allá de una investigación a través de otras personas.
La vida de Cristina Campo fue una vida difícil, más que por su vocación o sus inclinaciones literarias o sus relaciones amorosas, por su salud, pues nacería con una enfermedad congénita del corazón que la mantendría en cama por largas temporadas a lo largo de su vida. No tuvo una vida larga, más bien al revés, y acabó con una muerte desgraciada, pero eso no indica que no tuviera para sí lo que ella esperaba de la vida. Campo no fue al colegio, pero eso no fue una indisposición, aprendería mucho en casa y, más tarde, se las ingenió de tal manera que empezó a traducir bien pronto a autores franceses, como a su admirada hermana espiritual Simone Weil. Gracias a Simone Weil, a la autora se le abriría el camino espiritual. Un camino que seguir desde su corazón y su voluntad. Campo leería a Weil cada noche como si fuera un ritual, un sacramento, un acto de oración y de elevación hacia Dios. De hecho, Campo sería la primera en introducir a Weil en la lengua italiana. La autora tenía buenos contactos, ya que sus padres pertenecían a un mundo más burgués que obrero, y eso la ayudó bastante a la hora de abrirse camino en la literatura. Se enamoraría de Mario Luzi, con quien más tarde se casaría y se divorciaría tiempo después. Luzi era un hombre de mundo; interesado en las tradiciones orientales y primitivas.
Para Cristina Campo la literatura era la vida en el más alto grado de intensidad y transparencia; aunque habían muchísimas cosas que la entusiasmaban, como los paisajes, la pintura o las personas. Todo eran faros para ella; aunque su vida se realizase expresamente a través de la literatura. Vivía por y para ella, siempre que su salud se lo permitía. Entabló amistad con William Carlos Williams, admiriraría a Djuna Barnes, se interesaría por el psicoanálisis (al que se sometió por varios años) y concedería gran parte de su tiempo a hablar con cardenales y obispos del Vaticano.
Supongo que he de dar gracias a Cristina De Stefano por hablarnos de la vida de Cristina Campo como si fuera alguien muy cercano para ella. Son así las biografías que me gustan, las cercanas, las que nos transmiten las palabras del autor que queremos conocer sin tener que acudir a alguien externo, sino recurriendo a la fuente verdadera. Sin duda es una biografía del alma, de lo puro, de la vocación más íntima, más sincera.
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