Horas en una biblioteca, de Virginia Woolf (Seix Barral) Traducción de Miguel Martínez-Lage | por Francisca Pageo

Virginia Woolf | Horas en una biblioteca

Si bien actualmente conocemos a Virginia Woolf por su narrativa, la cual le hizo acreedora de su notoria fama, lo cierto es que la autora también publicó en vida dos recopilaciones de ensayos, ambos titulados The Common Reader. Y es que, desde bien temprano, Woolf fue una prolífica ensayista, por mucho que no fuese hasta después de su muerte cuando su marido se dedicase a compilar todos esos textos periodísticos y críticos que escribió. Este libro, Horas en una biblioteca, es el resultado de esa compilación editada por Leonard Woolf.

Las temáticas de los ensayos son críticas literarias, musicales, pictóricas, cinéfilas, históricas, etc. Textos muy narrativos, llenos de belleza y amor por el arte y la literatura. En ellos, Woolf compara la música con la literatura en su forma más honda y plena. Para la autora, la música es primordial para ver y entender hasta dónde puede llegar el arte. La autora, así mismo, reflexiona sobre lo que la historia nos ofrece, ofreciendo una visión objetiva de la vida de aquel entonces y algún siglo pasado.

«Nada existe como debe, a menos que se describa como es debido.»

Para Woolf la crítica es una forma de pensamiento de la que podemos extraer no sólo enseñanzas intelectuales, sino también emocionales. Escribir sobre un autor o una serie de libros es algo que nace de la autora de manera natural; es algo intrínseco a su carácter, como apreciar lo que subyace tras y bajo la palabra escrita. Woolf no trata de describir lo que lee, sino de expresar las sensaciones que tiene al leer y observar a esos diversos autores. Los recorre, tanto personal como literariamente. Coleridge, Pepys, Kipling, Joseph Conrad, Thoreau, Turguéniev, Dostoievsky, Jane Austen son sólo algunos de esos autores.

La autora escribe metódicamente y simpatiza muy bien con sus críticas a todos los autores de los que habla y expone. Woolf halla conocimiento y simpatía, aunque sea crítica con lo que piensa, y descubre y revela aspectos ocultos de sus vidas. Ella refleja con sus palabras la sociedad que habita, de manera viva e irónica. Son ensayos lúcidos y que nos hacen ver lo que pensaba la autora de la cultura y la vida, añadiendo siempre detalle más detalle para proporcionarnos su particular y única visión respecto a lo que le rodeaba y le hacía latir el corazón.

Woolf tenía una intensa conciencia de sí misma y de lo que le concernía, y así mismo esta se puede ver reflejada en este estupendo libro de ensayos. Nadie terminará esta obra sin la sensación de haber aprendido algo, sin la sensación de conocer autores y autoras que nos han mostrado su reconocida visión de mundo. Virginia Woolf no es modesta con las palabras; escribe y escribe y se hace entender muy bien. En estos ensayos escribe para los demás, en vez de para ella misma como se suele dar en la ficción. Woolf era una gran intelectual que sabía mucho sobre su época, además de sus conocimientos sobre arte y literatura.

Estamos ante una mujer que es, sin duda, un referente al que acudir para ilustrarnos y embelesarnos. La autora nos invita a meditar una serie de cuestiones, ya que a lo largo del libro podemos verla interrogándose a sí misma, haciendo del libro un ejemplo por y para la crítica cultural, así como también universal y personal. El libro, de este modo, es una biografía de su mente y sentimientos. Si bien Virginia Woolf ha sabido reflejar en el resto de sus obras su manera de pensar, libre e independiente, aquí no es menos y se atreve, en cierto modo, a ir más allá.

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