Podríamos decir que Juan Navarro Baldeweg es ya todo un referente en el ámbito arquitectónico, y estaríamos en lo cierto; pero también lo estaríamos si dijéramos que su pintura guarda una estrecha relación con su arquitectura y que esta también se eleva y es digna de ser estudiada y observada; haciendo del artista alguien completamente virtuoso en todos los campos que toca. De este modo, Ignacio Moreno nos trae bajo Dibujos mentales todo el universo creativo del artista, haciendo hincapié en todo lo que nos es capaz de ofrecer.
Conforme leemos, Ignacio Moreno nos lleva e incita a pensar en Juan Navarro Baldeweg no sólo como un gran artista que utiliza los medios posibles para crear su obra, sino, también, como un profundo filósofo que dispone de su obra para hacer acopio de lo que yace en su pensamiento. En base a esto, Baldeweg tomará una actitud en la que lo principal es la visualización energética del espacio, dando paso a una objetivación de lo que ve, siente y piensa. De hecho, las leyes de la física también tendrán una gran relevancia en su trabajo, como la fuerza de la gravedad o la luz y el espacio. Se explica detalladamente toda la metodología que Juan Navarro Baldeweg lleva a cabo para crear su obra, desde los aspectos más técnicos a los más artísticos. También se expone el campo teórico, siendo este exhaustivo y denso.
Juan Navarro Baldeweg reconoce las limitaciones del ser humano y no busca la perfección en el arte, prefiere dejar inacabadas sus series para crear cierto grado de incertidumbre. Trabaja en todo a la vez y ordena mentalmente todas las sensaciones que le van llegando, transfigurándolas y haciendo así no una reproducción de la naturaleza, sino su expresión en sí misma. La obra del artista es compleja y busca el refinamiento del material, de la luz y de la sombra. Baldeweg trabaja a fondo y ello se puede ver en su extensa y variada obra.
Ignacio Moreno nos narra los hechos y eventos que influirían en el artista y harían destacar su obra y pensamiento. Para Baldeweg no sólo la arquitectura haría el lugar y el espacio, sino también la pintura. Esta se puede apreciar cuando el artista estudia la obra de Matisse dándose cuenta de que es la pintura la que crea un ambiente espacial. Para él, la pintura es un ejercicio continuo de la imaginación. Con la pintura aparece el milagro, con la arquitectura, la sorpresa. El arte ha de ser un hecho de la experiencia. ¿Qué tiene de arquitectura la pintura? ¿Qué tiene de pintura la arquitectura? ¿Dónde empieza la arquitectura? ¿Dónde termina el arte? Es el paso permanente de una habitación a la otra aún por descubrir.
Pese a las comparaciones en el libro de la obra de Baldeweg con otros artistas como Klee, pienso que estas no se vuelven ni tan siquiera necesarias, ya que cuando vemos y observamos la obra del autor que aquí tenemos como referente, podemos percibir que esta se explica y sustenta por sí sola y por sí misma, debido a la gran cantidad de recursos que tiene y que el autor le ha sabido dar. El autor del libro ha hecho un exhaustivo y arduo trabajo en esta edición, trayendo a colación todo el enorme valor del trabajo de Juan Navarro Baldeweg. Así, estamos, sin duda, ante un libro que se tornará como referente principal de la obra del artista, tanto para aquellos que amamos el arte, como la arquitectura o la teoría filosófica en la que se sustenta todo Baldeweg.
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