Movimientos insomnes. Antología poética 1964-2014, de Clara Janés (Galaxia Gutenberg) | por Francisca Pageo
Movimientos insomnes es una gran antología que aborda desde el año 1964 al 2014 la poesía de la escritora Clara Janés. Publicado por Galaxia Gutenberg, estamos ante un libro en el que vida y poesía van de la mano, pues se convierte sin duda en una biografía metafórica de la autora en estos últimos 50 años. De este modo, Movimientos insomnes se mete de lleno en el sentir y el pensamiento de Janés, hablando de cosas que no se pueden explicar pero que su autora logra canalizar a través de la poesía. Para Janés, la poesía es sólo una ramificación de la vida, ya que es gracias a ella que logra explicar todo lo que le acontece de una manera directa y a la vez bella, bellísima, tanto en forma como contenido. Sin duda, y es notable, hay una clara influencia de la Razón poética de la que Zambrano es precursora, pues como se nos muestra en el prólogo Janés fue una de sus discípulas. Y se nota, vaya si se nota. Se ve claramente cómo la aurora y lo que resplandece en la noche, en la oscuridad, se cuela por sus palabras de un modo casi alquímico.
Algo importante en sus versos es el relieve de la naturaleza y su fusión con ella. El uso de la simbología está presente en prácticamente todo el libro. Janés, bien conocedora de ella, usa el imaginario para adentrarnos en un mundo cotidiano pero también trascendente. Su poesía es como un despertar a la vida, al amor y a lo que verdaderamente permanece, aunque lo más importante es que llega a aquello que no muchos podemos llegar, pues la autora no se queda en la superficialidad del mundo, sino que siempre va más allá, como los héroes que han de adentrarse en la oscuridad para luego hacernos ver a los simples mortales qué es lo que no hemos sabido ver; qué es lo que nos falta, lo que yace debajo de nuestras simples y llanas vidas. Así, Janés es una heroína, de las palabras, pero heroína, pues saca a relucir todo aquello a lo que no nos podemos acercar.
La importancia de las aves, de su vuelo, de su canto, es imprescindible en la obra de la autora. Y la luz, la luz siempre presente, que nos inunda y nos lleva hacia un terreno casi fantasmagórico, pero no fantasmagórico asustadizo, sino al contrario, nos conduce a un mundo etéreo, procedente del espíritu, el reino del aliento al que se referían los antiguos griegos, el reino de la conciencia, la percepción y la emoción. Hay una especie de alquimia que conforme vamos leyendo nos transforma en otro, un otro capaz de sentir y pensar más las cosas. La religiosidad, lo sagrado, es algo que siempre yace en sus versos, sus palabras y, en definitiva, su vida. Janés tiene una visión mística de la vida y en sus palabras todo ello se ve reflejado. Ella usa la poesía como medio de conocimiento, como orientación, como guía y como recurso. No podemos decirle no a esto, pues se convierten en claves para llegar a comprender la obra de Janés.
También hay una clara vista de la influencia de sus lecturas, que se ven reflejadas aquí, de alguna u otra manera. Janés se pregunta y busca la esencia en ellas, así como lo hace mientras escribe. Para la autora, la escritura es el aliento del que hablábamos antes, es la luz que hace que todo lo que se oculta pueda resplandecer. Hay cierto ya no sólo misticismo, sino también mundo mítico, que podemos encontrar en sus versos. Sólo hace falta leer para ir más allá.
Janés sabe, sabe demasiado -de la vida, del mundo, de lo oculto-, y gracias a esta antología, nosotros podemos saber más gracias a ella y sus palabras.
Anhelo delirante que rebasa los párpados cerrados / por el sedoso pétalo ferviente / del incendio del cuerpo enamorado (…) Le dije: nunca / he visto nada como tus ojos / nunca he visto / nada como tus ojos. / Y sólo veía el fuego / y no lo negro / en el fondo de su negrura.
[…]
Si no quieres perderte ninguna reseña de las que publicamos, puedes suscribirte a nuestra lista de correo. Es semanal y en ella recordaremos todo lo publicado durante los últimos días.