Tainaron, de Leena Krohn (Nórdica) Traducción por Luisa Gutiérrez Ruiz | por Francisca Pageo
Leena Krohn es una escritora finlandesa versada en casi cualquier ámbito libresco: novelas, cuentos, ensayos, literatura infantil y juvenil… Con este libro, Tainaron, que publica Nórdica, Krohn nos trae una fábula -en su sentido más puro– llena de ganas de vivir y amor por la vida. Porque Tainaron se compone de 30 cartas enviadas por un personaje cuya identidad no conocemos, en una ciudad habitada por insectos. Esta ciudad, Tainaron, se compone de muchos elementos que podríamos encontrar en una ciudad humana, pero que también son únicos en una sociedad donde los insectos son los principales protagonistas.
Estamos, pues, ante una fábula llena de sabiduría, un cuento repleto de conocimiento y reflexión sobre la vida y todo lo que ella aporta. La cantidad de flora y fauna es asombrosa y a veces se torna necesario coger un diccionario (visual) o buscar en el navegador de nuestro ordenador para saber cómo son las diversas plantas que se nombran para situarlas e imaginarlas más allá de las páginas. Por ello, no estamos ante un libro en el que todo nos viene dado, sino ante una obra que nos induce a buscar más allá y observar la vida de otro modo posible.
Esta serie de cartas que componen el libro, son contadas de una manera bella y precisa, casi podemos oler ese aroma a hierba y a flores. Los habitantes de Tainaron tienen sus propias leyes, su propio sistema, su propia sociedad y ciudad, que se puede vislumbrar desde lejos si somos capaces. «Y entonces se encienden las luces del atardecer, se encienden cientos de reflejos en las aguas y en los ojos y en las ventanas.» Cada carta es una pequeña historia sobre la vida en Tainaron y nos cuenta algo diferente.
Cabe destacar la similitud que tiene con el libro El claro del bosque, de Marisa Madieri, es cuanto menos curiosa, ya que en ambas se narran los hechos que flora y fauna tienen en primera persona, de manera cotidiana y aun así poética, sugestiva y embriagadora. Además, la similitud con la vida real, pese a ser una fábula, es cuanto menos precisa y a veces asusta. La imaginación de la autora es de una poesía extrema. La sensibilidad, palpable, y la belleza de la fábula que aquí leemos nos transporta de inmediato a otro mundo. Otro mundo que creemos conocer pero que no, no conocemos porque se trata de otros seres, aunque aquí puedan parecerse a nosotros. Cada insecto y familia de ellos tiene vida propia y Leena Krohn nos los acerca con la sensación de un suspiro, como si al saber de ellos el aire nos aliviase y estuvieran con nosotros, acompañándonos. De hecho, tras leer este libro, no es de extrañar que miremos a los insectos y demás animales con otros ojos. Con ojos de niño que quiere saber de todo cuanto le rodea, con ojos curiosos que no cesan de preguntarse qué hay más allá, qué clase de vida tienen otros seres y animales.
Tainaron no será un libro que se leerá una sola vez; lo leeremos más veces porque una vez que lo lees sabes que no todas las preguntas que se nos muestran en el libro son respondidas al instante. Tainaron es la ciudad-pregunta pero también es la ciudad-respuesta. Hay algo melancólico en las cartas y en Tainaron, algo que nos recuerda por qué vivimos en las ciudades y por qué las visitamos o regresamos a ellas, así como las relaciones entre los diversos insectos que se dan en el libro. En cada parte de él encontramos algo que nos completa, como si cada vez que lo leyéramos encontrásemos aquello que nos preguntamos asiduamente.
Lean Tainaron, se sorprenderán no sólo por la vida que tienen los insectos, sino también con las preguntas y respuestas nada simples que obtenemos en esta bella ciudad. Probablemente al leerla tengan otra interpretación diferente a la mía, pero será un libro que no les dejará indiferente.
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