Moonlit swimming, de Sakura Fantasma y Pigeon Pérez (Sebastian Melmoth, Valencia. Del 24 de septiembre al 11 de octubre de 2015) | por Francisca Pageo y Juan Jiménez García
Los surrealistas (que tenían palabras y definiciones para todo y no dudaban en compartirlas con los demás) decían que el collage «es algo así como la alquimia de la imagen visual» (Max Ernst). Ciertamente, si hay un arte alquímico, ese es el collage, en su aspiración a transformar algo ya dado en algo diferente, un estadio superior, una cuestión de espíritu. Sebastian Melmoth presenta estos días la muestra Moonlit swimming, que recoge la obra de dos collagistas: Sakura Fantasma (también ilustradora y fotógrafa), de largo recorrido artístico, y Pigeon Pérez, que utiliza este arte desde hace bien poco.
Paseo universal por el exterior y el interior, por lo que está próximo y lo que está lejano, la obra de las dos artistas, cada una a su manera, intentan ofrecer un imaginario alternativo para uso del mundo que habitamos. Pigeon Pérez a través de referencias astronómicas que se insertan en lo común: nebulosas dibujadas por niños, anillos galácticos rodeando nuestras cabezas, libros que se abren a otros mundos, sin abandonar nunca este, planetas que se deslizan entre nuestras manos. Lo cotidiano, el retrocotidiano, se amalgama con algo que estuvo siempre ahí: el universo. No hay contradicción y sí una construcción armónica de instantes capturados.
Para Sakura Fantasma ese mundo exterior pero próximo, inmediato, es la naturaleza. La naturaleza y, por encima de todo, el animal. No el que llevamos dentro (o tal vez sí, si nos atenemos a esa figura humana maternal con cabeza de ciervo). Todo está vivo y todo forma parte de un mundo desconocido al que hay que acercarse, reconstruir sus fragmentos, devolverlos, rasgados, rotos, como naturalezas brutas, primitivas. En sus ilustraciones, el mundo se llena de seres fantasmagóricos con apariencia animal o animales mismos que tienen algo de fantasmal. Presencias no inquietantes, sino más bien habitantes de esa naturaleza. Espíritus de bosques, de ríos, de montañas.
Moonlit swimming es una buena oportunidad para pensar en los poderes alquímicos del collage. Para pensar en el pasado de otra manera, vinculado a las formas astrales o animales. Una nueva manera de buscar la piedra filosofal, que hace tiempo que dejó de ser el oro para ser tan solo la belleza. Algo tan primitivo como aquel, no menos valioso y algo menos abundante.
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