La cinefilia es una experiencia que compartimos espectadores, cineastas, escritores o programadores. Individual o colectivamente, la cinefilia apela a un sentimiento de pertenencia con el cine, de compartir sus imágenes y modular, a través de estas, una educación sentimental. Por eso, cada cierto tiempo conviene revisar sus bases, preguntarnos qué queda de la vieja cinefilia construida en cine-clubs universitarias; qué ha supuesto la irrupción de Internet para la cinefilia; qué pueden aportar las publicaciones digitales a un diálogo que se actualiza con el paso de los años.
Herederos o partisanos, la posibilidad de participar de una nueva cinefilia ha puesto en liza una oportunidad: articular un diálogo, con todos los actores, en el que pasado y presente converjan, discutan y aporten argumentos que nos permitan entender cómo se constituye la experiencia cinéfila actualmente. Así, a partir de este diálogo queremos identificar problemas, anhelos, rastrear otras formas de cinefilia, el trabajo acumulado durante épocas anteriores y la febril actividad gestada en el seno de la Red; dar voz a los espectadores y a los creadores, interconectarlos en la actividad compartida del cine; rescatar la parte íntima de la cinefilia y contraponerla con la militante; discutir, en un debate intergeneracional, de qué sirve y cómo la han gestionado publicaciones, profesores y escritores.
Como tantas otras etiquetas, la nueva cinefilia enmascara un work in progress, un trabajo paciente de construcción que, a través del diálogo, del cuestionamiento o del examen individual, aporte los cimientos sólidos para ayudarnos a entender el presente y, sobre todo, qué podemos hacer, como revistas, espectadores o creadores, con todos los recursos de que disponemos.