Desde su inicio tuvimos claro que la orientación de Détour, esa constante necesidad de escribir sobre las emociones, no podía dejar de lado a la literatura. En estos últimos dos años hemos construido pacientemente, desde la actualidad y desde el gusto subjetivo de sus editores, un pequeño gran apartado dedicado íntegramente a los libros y a sus autores; pequeño, porque lo iniciamos con cierta modestia, y grande porque ha terminado marcando el ritmo de nuestra actividad semanal. Sin embargo, teníamos pendiente, como una deuda no saldada, llevar a cabo un salto de longitud y compaginar la labor que hemos desarrollado como suplemento literario con el trabajo que desempeñamos con revista. Qué mejor forma, con un número a punto de empezar, que inscribir dentro de los temas a la literatura como otro pilar básico, junto al cine, para entender lo que significa Détour. Así, a partir de ahora, tanto la una como el otro tendrán su presencia entre los artículos y temas, sin dejar de lado el suplemento semanal, como fruto de esa constante necesidad de escribir sobre las emociones.
Virginia Woolf ha sido la autora elegida para iniciar ese camino. Woolf, quien, como Jean Vigo en el artículo que publicamos, era otro de esos nombres que habían resbalado unas cuantas veces de nuestra lista de deseos. Marta Rodríguez Iborra ha escrito un texto sobre Woolf y sobre su novela La señora Dalloway; un artículo preciso, que puede alumbrar los elementos y el estilo de la escritora de Las olaspara quien no los conozca. Pero también un artículo que detiene su paso en un momento, justo en un instante, que bajo la apariencia de una bagatela se convierte en un gran homenaje a la vida cotidiana. Dejémonos llevar por las palabras de Woolf mientras, junto a la escritura de Marta Rodríguez Iborra, somos testigos de esos destellos de vida.
Número seis
Las penúltimas cosas
Collages: Francisca Pageo