Les había hablado ya del animador estonio Pritt Pärn al final del segundo de mis artículos sobre Animación, Política y Propaganda. Allí, reseñaba muy brevemente dos cortos centrales en la obra de este autor, Eine Murul (Almuerzo en la hierba, 1987), crítica despiadada de un totalitarismo soviético en sus últimos estertores pero que aún se las arreglaba para ahogar la vida social de sus ciudadanos; y Hotel E (1992), ataque no menos vitriólico a una Comunidad Europea encerrada en un hedonismo esterilizante, que ocultaba su profunda xenofobia y discriminación. Ambos cortos son, asimismo, obras maestras de la historia de la animación, y bastan para colocar a su director en la categoría de autores esenciales de esa forma. Definición que dicha así no pasa de ser un cliché -lo es-, pero que en el mundo de la animación tiene un significado muy distinto que en el cine real y merece detenerse un instante en su análisis.
Número ocho
Nuestro tiempo
Ilustraciones: Francisca Pageo
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