“Nuestro hijo nació el domingo 14 de julio por la mañana (…). Parece un pequeño esqueleto con una nariz grande y roja. Se niega obstinadamente a abrir los ojos (…). Yo estoy hospitalizada, me siento impotente y desdichada. A veces lloro cuando estoy sola (…). Le rezo a Dios sin confianza. Uno tiene que arreglárselas como mejor pueda”.
Karin Bergman
El eco de las palabras de su madre resuena en la obra de Bergman como un anuncio, un presagio de los conflictos humanos y morales que abordará en su cine. Quizá por eso, una película como En el umbral de la vida funciona como una bisagra -como su propio título indica- entre los temas medulares del cine de Bergman: los desgarros y las pasiones, las esperanzas y los miedos de esa cosa incomprensible, absurda e irrepetible que es la vida. En Ritos y susurros, José Francisco Montero nos invita a sentir ese estremecimiento ante el vacío que recorre la obra de Bergman, que potencia el apego a la vida, la exploración fascinada y resignada a un tiempo de los misterios de la existencia.
Número cuatro
Bande à part
Ilustraciones: Sandra Martínez