Me fui como una tormenta, de Sara Herrera Peralta (Consonni) | por Francisca Pageo
Contemos esta reseña como una segunda parte de lo que empecé a escribir aquí. Y es que este libro se escribió de manera paralela a El piar de los pájaros y el goteo del agua que cae del techo. Estamos ante un libro que complementa al otro, que no es una novela, ni un poemario, pero tampoco un ensayo per se. Es una suerte de filosofía del arte, de lo que a Sara Herrera Peralta le pellizca, le punza, a través de la obra de Louise Bourgeois.
Estamos ante un libro en el que dan ganas de indagar, de saber más, de querer que la vida no se nos escurra de las manos. Bordar, tejer, maniobrar, escribir, crear. Las manos, como ya dije en mi anterior reseña, son el motor principal de este libro. Y es que sin duda Sara nos mete de lleno en su proceso de escritura. Con valiosísima información sobre Bourgeois, indaga en su obra e indaga en la creación de manera que podamos entenderla y extenderla con nuestras manos. Leyendo este libro me he dado cuenta de la profunda y preciosa filosofía que nos presenta la autora. Escribir, como bordar, es un tipo de juego entre nuestra alma y la realidad. Las manos son su motor, su nicho. Como una especie de búsqueda de la forma, de lo que subyace bajo lo que queremos sacar hacia afuera. Escribir es hacer acopio de nuestra vida y la realidad para crear otras formas, otras realidades y nuestro propio mundo personal. Y Sara lo hace tan bien que leemos este libro prácticamente de una tacada, como un relámpago, no queremos terminarlo, y se nos hace corto porque es corto, y se nos hace leve porque indaga tanto en esa pequeña filosofía del arte de crear que si una lo lee y es artista se siente dichosa y gozosa. Es, sobre todo, un libro sobre el gozo de crear, de escribir poesía, de indagar en la vida y obra de aquellas artistas que nos precedieron. Como una suerte de genealogía, Louise Bourgeois trazó muñecas y arañas y frases y poemas para que nosotros pudiéramos entenderla, el arte era su mundo y a él se daba como si no existiera otra cosa.
Es este libro, también, una pequeña muleta sobre la maternidad, sobre lo que implica dar cobijo y hacer nido. Con nuestras manos, creamos un nido en el que damos de comer a nuestros hijos, en el que les enseñamos el valor de la vida y, cómo no y en este caso, del arte. Creo que Sara sabe muy bien trasladar a la realidad su mundo, lo embellece y lo cubre de sabiduría, de conocimiento. Interpretar este libro es interpretar la creación, es hacer que ella recorra nuestros sentidos más enternecedores y puros. Hallo pureza aquí, una pureza como de bebé recién nacido, como la de un corderito pasando por el prado, como el de una madre que da de amamantar a su bebé y va tejiendo sus patucos, su rebeca. Ay Sara, ¡cuantísimo te entiendo y cuantísimo me ha gustado leerte! Supongo que tenemos que dar las gracias a Consonni que finalmente decidieron publicar tu libro, este libro. Tanto el poemario El piar de los pájaros y el goteo del agua que cae del techo como Me fui como una tormenta encumbran la belleza de la vida. Podemos hacer memoria con nuestras manos, pero también podemos crear algo nuevo, algo lleno de belleza que nos llene. Que nos llene como el agua que cae y cae del techo, como el rayo que sale de esa tormenta que nos hace buscar un cobijo sin pretenderlo. Sara Herrera Peralta ha creado una casa en la que estar cómodos pero en la que también buscarnos a nosotros mismos. Cada cuarto nos propicia un saber, y ella ordena y nos limpia la casa de tal manera que siempre estamos cobijosos, a gusto, con ganas de saber más y más de nuestros ancestros y nuestras genealogías. Que nos cuente la abuela un cuento es como dejar que Sara escriba.