Bandada, de María Julia Díaz y David Daniel Álvarez (Kalandraka) | por Francisca Pageo

Libros

Bandada es un pequeño pero gran libro ilustrado. Quizás debería decirlo al revés,  pues es pequeño en su sencillez, texto y páginas, pero grande en sus ilustraciones, mensaje y tamaño. Una abre el libro y se siente encarcelada -pero a gusto- entre sus páginas e ilustraciones, como cuando un niño pequeño coge un gran libro, de esos que pesan más que él, se lo pone sobre sus piernas, va pasando páginas y, aunque no podemos verlo, está ahí, detrás del libro, ojeándolo y leyendo como si el tiempo no pasara nunca.

En esta obra de los ilustradores María Julia Díaz y David Daniel Álvarez, se nos relata la historia de una serie de pájaros que descubren la ciencia y la utilizan, primero como curiosidad, sin saber con certeza adónde les llevará, pero disfrutando de ella. Sin embargo, la codicia les embarga y empiezan a usarla a su antojo. Sin tener presente a lo que les ha conducido, se abandonan a ella y dejan de controlarse por su afán de querer controlar todo lo demás, todo aquello que les es ajeno. Se vuelven avariciosos, perezosos, tristes, amargos. Y, sin embargo, en algún lugar del mundo, aún quedan pequeños pájaros que sueñan, que aprenden a volar y no conocen nada de eso.

Es ineludible establecer una comparación entre lo que se nos muestra en la obra y la humanidad, sus condiciones y su avaricia por querer ser únicos y controladores. Así como también es inevitable leer y observar el libro sin sentirse identificada con lo que ilustra. Bandada se convierte en metáfora, nos invita a reflexionar sobre nuestra condición humana, sobre nuestras capacidades y sobre nuestros sueños. Nos hace pensar en el daño que hemos hecho al mundo y a nosotros mismos. Nos hace soñar y aceptar lo que podemos ser, así como también recordar la inocencia que todavía poseen los niños.

Sin duda, Bandada es un libro para realistas y no realistas, para gente que acepta la realidad pero aun así sigue soñando con la bondad, con un mundo mejor y libre. Y qué son los pájaros simbólicamente, ¿no son acaso la libertad, aprisionada en este libro, aprisionada en la avaricia, pero cuyo resquicio aún se puede ver en esos pequeños pájaros, esos que siguen disfrutando de su volar, de su inocencia y su soñar? Seamos como esos pequeños pájaros, volvamos a ser niños, a disfrutar de este pequeño gran cuento y su mensaje, porque, quizás, en esa esperanza que tenemos en los niños, en esa esperanza que tenemos por darles un mundo mejor, consigamos un mundo de sueños, sin codicia, tristeza ni amargura; un mundo en el que vivir sea maravilloso y no seamos presos de nosotros mismos, de lo que creamos y no creamos. En definitiva, estar en libertad.


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