Historias mágicas de Oz, de L. Frank Baum (El paseo) Traducción de Óscar Mariscal | por Francisca Pageo
¿Quién no conoce el mundo de Oz? A día de hoy ya se ha publicado en muchas y diferentes versiones, tanto para el publico infantil como para un público más adulto, El mago de Oz, de Frank Baum, aunque también cabe destacar la gran película en technicolor que Victor Fleming dirigió allá por 1939. En ella conocimos un mundo lleno de fantasía, de adoquines amarillos, con una bruja verde y una niñita de Kansas junto a su perro que recorre la tierra de Oz en busca del mago, con la ayuda de un espantapájaros sin cerebro, un hombre de hojalata sin corazón y un león cobardica.
Sin embargo, esta es la versión que Frank Baum y derivados nos traerían al público hispano, ya que aunque el autor escribiera El mago de Oz y llegase a ser internacionalmente un clásico para el público, Baum también escribiría otras historias y relatos sobre este mundo que conocemos de soslayo. De hecho, en Oz caben muchísimos más personajes de los que poco hemos sabido ni hemos conocido, al menos para un público mayoritario *
De este modo, nos encontramos ante una serie de cuentos y relatos que narran la vida de los personajes de Oz. En ellos tendremos, además de a Dorothy, al mago, al espantapájaros, al león y al hombre de hojalata, a la princesa Ozma, a Tik-Tok el hombre mecánico, a Jack Cabeza de Calabaza (que curiosamente nos recordará al Jack Skellington de Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton), al hombre greñudo y a otros personajes como los munchkins (aquellos enanitos que aparecerían nada más llegar Dorothy a este mundo de fantasía.) Con estos personajes de fondo, tendremos los relatos El león cobarde y el tigre hambriento, Tik-Tok y el rey nomo, Ozma y el pequeño mago, Jack Calabaza y el caballete, y El espantapájaros y el hombre de hojalata. En ellos, se nos revelarán las aventuras desmedidas y traviesas de los personajes citados y en los que, al final de todos los relatos, nos asombrará la buena voluntad que Baum trataba de enseñar. Gracias a estos relatos, aun tratándose de hadas, de terribles y pequeños grandes gnomos, del famoso personaje Crinklink, aprenderemos la enseñanza de Baum: a pesar de mundos mágicos, siempre habrá una moral presente, representada a través de metáforas y moralejas que nos incitan a querer y desear lo mejor, tanto para uno mismo como para los demás.
Destacan las maravillosas ilustraciones de John R. Neill, las cuales serían las originales y primogénitas de los cuentos de Baum (salvo el primero). En ellas se ven reflejadas bajo un estilo art decó cada historia y relato, haciéndonos cómplices de lo que Baum escribe aquí. Cuesta no separarse de Dorothy y sus amigos, pues leemos estos relatos y nos adentramos de nuevo en nuestra niñez, donde cada cuento nos enseña algo sobre la vida, sobre la amistad, sobre nuestros miedos y nuestra psicología. Baum era un prolífico escritor pues su obra comprende 64 novelas, 82 relatos cortos, más de 200 poemas y un número desconocido de guiones. Es indispensable pensar en Baum como un autor no sólo fructífero, sino secuaz y amante de la vida, pues sólo en Oz podemos ver cómo esta se expande a medida que conocemos más detalles de su naturaleza.
Así, estamos ante un libro esencial (pues no se han publicado antes los relatos de Oz al español) para todo aquel amante de este mundo y de la fantasía, de los cuentos y la imaginación. Pasear por Oz es imaginar y soñar, pero también lo es aprender sobre la vida y todo lo que esta conlleva.
* Frank Baum publicaría en vida una serie de relatos sobre el mundo y personajes de Oz, llegando a ser popularmente más conocidos por sus representaciones teatrales y, además, los cuales llevaría en 1910-1925 a diversos cortometrajes sobre la vida en este mágico lugar. También cabe destacar que en 1985, se produciría Retorno a Oz, de Walter Murch, una secuela en la que los personajes de los relatos que figuran en este libro aparecerían de una manera profunda y misteriosa, revelándonos un Oz diferente, más lúcido y psicológico a la película mundialmente conocida por Victor Fleming; más fiel y directo al mundo de Baum que el que representaría el filme de 1939.
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