Veinte años han transcurrido desde que George Lakoff aplicara la psicología cognitiva al campo de la política en su obra Política moral: Cómo piensan progresistas y conservadores. Ahora, tras su tercera edición americana, Capitán Swing nos trae esta obra destinada a convertirse en un clásico a medio camino entre la sociología política y la ética filosófica.
Lakoff se esfuerza mucho en el salvado de las etiquetas para esta obra suya, haciendo especial hincapié en que él se dedica a las ciencias cognitivas, no a esas cosas extrañas que hacen los filósofos, psicólogos y demás pseudocientíficos. Nadie se me eche al cuello por estas afirmaciones, no representan la seriedad de sus respectivos campos cognitivos. Pero es cierto que el libro no está pensado para ser asumido como una perspectiva cerrada, sino la labor en torno a un análisis progresivo en el tiempo.
Política moral es un trabajo coral que profundiza en los dos puntos de vista políticos más arraigados de todo el occidente actual, no sólo estadounidense: progresista y conservador, o como también se denomina en ocasiones, el centro, con sus variantes ligeramente escoradas a la izquierda y a la derecha.
Pero resulta de lo más entretenido el hecho de que el análisis sea cognitivo, pues no indaga en la ideología política general, sino en los porqués de esos pensamientos. Asimismo, el libro entero es un acicate para el lector que se enfrenta a un compendio de metáforas y sus diversos usos y significados.
Sí, sí, es el uso metafórico del lenguaje lo que, según Lakoff, nos hace identificar el posicionamiento político de nuestros dirigentes. Y no sólo ellos, claro está. El lenguaje va totalmente ligado al modo de vida tanto individual como colectivo, y ahondar en su intención comunicativa nos dará las claves de qué sea lo que se pretenda transmitir al resto del grupo social participante de la misma ideología.
El investigador nos construye la estructura de su libro en torno a dos tipos de morales diferentes (y metafóricas), a saber: la moral del Padre Estricto y la moral del Progenitor Atento.
Lo que realmente resulta novedoso en un texto de este tipo es la comparación de esas morales, con sus semejanzas y diferencias, con los dos ideales de color político. Lakoff parte de dos modelos de ética familiar basados en la estructura piramidal en la que el padre es el gobernante que rige su grupo a partir de una serie de normas que pueden ser más restrictivas en un caso o más comprensivas en otro.
Ambas éticas tienen la misma finalidad, que es la de la educación y la correcta guía de la familia o grupo social concreto, pero chocan entre sí porque, básicamente, una de las conclusiones más interesantes que se pueden extraer de la lectura es que la base social por la que se ha formado tal familia o grupo social es diferente. Parten de principios de diferente naturaleza.
Para el modelo del Padre Estricto, las metáforas de Lakoff conducen a una interpretación de la estructura familiar (y política) como necesidad civil. Es decir, los miembros, en soledad, tienden a la inmoralidad y a la violencia y necesitan de un padre, un dirigente, que haga uso de un poder legítimo para «controlar» y dirigir a los demás por el buen camino.
Esto es un paralelismo con la teoría contractualista hobbesiana y, como es de suponer, la moral de Progenitor Atento es más semejante al contrato social roussoniano. Para el modelo del Progenitor Atento no hay nada mejor que la comprensión, actuar de un modo tal que se «regule» la libertad individual a favor de una libertad social; ser permisivos para mantener un estado ordenado de bienestar en el que cada uno renuncie civilizadamente a una parcela de su libertad en pro de una convivencia mejor. Y eso sólo se logra adaptando a la familia a las demandas del tiempo en que vive.
Así es como Lakoff aborda los temas más espinosos en los que los diferentes modelos discrepan, analizando las posibles razones radicales por las que cada uno se enfrenta a ellos de una manera y no de otra. Desde un punto de vista lo más objetivo posible, establecer los fundamentos de elección política asociados a una moral determinada puede explicar las razones que llevan al liberal a estar a favor del aborto o al conservador a repudiarlo. Y todo ello explicado racionalmente, de manera que es imposible, de ponerse bajo la perspectiva de su modelo correspondiente, refutar nada o proponer una explicación mejor.
El investigador logra hacer un análisis exhaustivo y preciso de los dos focos de ética principales que han logrado adaptarse a los tiempos y evolucionar hasta entroncar con la política y el uso del poder legítimo bajo la rúbrica del Estado. De una forma terriblemente locuaz y asequible, Lakoff nos pone delante tres siglos y pico de furor social reducido a casi quinientas páginas de comunitarismo bajo las directrices del capitalismo; una sociedad gobernada a pachas por dos padres distintos.
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