Guardar la casa y cerrar la boca, de Clara Janés (Siruela) | por Francisca Pageo
Este último libro de la poetisa, novelista y mística Clara Janés, nos trae un hermoso y largo recorrido sobre la literatura hecha por mujeres a lo largo de toda la historia. Si bien la literatura femenina ha empezado a valorarse especialmente en estas últimas décadas, resulta obvio que su escritura se ha llevado a cabo desde lejanos y memorables tiempos. Guardar la casa y cerrar la boca es una reflexión ya no solo sobre la literatura, sino también en torno a la mujer, que nos conduce a través del antiguo Egipto, los países árabes, centroeuropa, Japón, Grecia y la misma Roma.
Cabe destacar el modo de interpretar la vida que han tenido diversas mujeres, tan diferente de unas sociedades a otras. Entre ellos, los cantos amorosos puestos en boca de la mujer que se dieron tanto en China como en la India varios siglos antes de Cristo, la cultura llevada a cabo por las beguinas, las antologías clásicas chinas, la mitología femenina en Grecia y Roma -siendo notorios los grados de autonomía que consiguieron las mujeres en dicha sociedad. También, las poetisas arabigoandaluzas nos mostraron la importancia de la palabra hablada, del boca a boca, al esparcir los cuentos por todo el mundo islámico. En todas estas sociedades, pues, se muestran los diferentes desempeños que ha llevado a cabo la mujer, ya sea de manera cultural como en su día a día.
Si algo queda claro es que la mayoría de estas escritoras, poetas y trovadoras, pertenecen a la alta sociedad o bien son de ascendencia noble. Han recibido educación y, la mayoría, han sido discípulas de la pujante creencia en la religión que se ha llevado a cabo en cada sociedad, ya sea islámica, zen, hinduista o cristiana. Entre ellas destacan la poetisa Safo, expresando la intensidad de amor, viviendo de su escritura –Quiero morir: / quiero contemplar las orillas del Aqueronte / floridas de loto, frescas de rocío; los poemas de la geishas –Me siento tan sola / que mi cuerpo es una hierba flotante / cortada de sus raíces; la princesa Wallada –Eres generoso y esta alberca es Egipto, / desbordaos, pues sois los dos un mar; o la poetisa provenzal Beatriz de Día –De algo me tienen que servir mérito y nobleza, / hermosura y, más aún, fiel corazón. / Por ello a vuestra morada os mando, / tal mensajero mío, esta canción.
Janés nos muestra diversos escritos -poemas y prosa, en su mayoría- de todas estas mujeres. Así, intuimos un atisbo de la máxima cultura que se ha podido ver desde tan inmemoriales tiempos. Las mujeres que figuran en este libro se muestran firmes, devotas de su escritura, creyentes de lo que profesan. De este modo, Guardar la casa y cerrar la boca se convierte en una guía indispensable para conocer todo aquello que pertenece al mundo femenino desde hace siglos. Resulta fundamental, y se hace hincapié en ello, la enorme recapitulación que ha llevado a cabo Clara Janés. En ella hallamos toda la bibliografía que ha usado la autora para documentarse, haciéndonos partícipes, también, de las más diversas historias que las mujeres nos han dado a lo largo de toda la historia.
Si algo se observa con bastante claridad es la apertura hacia el feminismo que se ha producido poco a poco, con la presencia de la mujer ya no solo en la literatura y la poesía, sino también en periodismo y en la documentalización. La autora nos expone de manera concisa la vida de la mujer durante todos estos siglos, llevando un grado más allá, hasta lo más profundo, la propia literatura que estas profesaron. De esta manera, Guardar la casa y cerrar la boca es un libro a tener en consideración, pues nos invita a revalorizar a la mujer y su papel en la historia. Algo absolutamente indispensable.