Contra el arte y otras imposturas, de Chantal Maillard (Pre-Textos) | por Francisca Pageo

Chantal Maillard | Contra el arte y otras imposturas

Pese a su controvertido título y lo que podemos esperar de este, Contra el arte y otras imposturas, editado por Pre-Textos, reúne, además de textos sobre su lado más estético y artístico, conferencias y ensayos de Chantal Maillard sobre la India y Oriente, ninguno de los cuales nos deja indiferentes. La escritora y poeta nos invita a entrar en mundos que, aunque no conocemos bien del todo, nos enseña a entender y descubrir las posibilidades de sus culturas, tanto las occidentales como las orientales. Así, el libro nos pone ante situaciones algo límite que no estamos acostumbrados a ver. Maillard arremete contra el arte (aunque puede que no sea así), pues nos enfrenta a él y a las diversas culturas orientales de una manera objetiva, viendo qué es lo que falla en nuestro entendimiento cuando nos disponemos a leer, observar o estudiar.

Maillard escribe sobre las maneras que tiene el artista de expresarse y realizarse, así como también sobre la concepción que se tiene del arte y sus recovecos. Se pregunta a sí misma, conforme escribe, y a la vez hace que nos preguntemos: ¿dónde se encuentra el arte? ¿De qué manera se enfrenta el artista con sus obras y con su estatus ante el mundo? ¿De qué manera el artista es capaz de llevar su trabajo a la catarsis haciendo uso de su liberación? ¿Controlamos de manera abierta y sincera lo que el arte nos ofrece? La autora nos explica y nos adentra en las decisiones que el artista toma por sí mismo y de lo que la sociedad espera de él.

Siguiendo el libro, Maillard recorre los diversos muros que construimos en la cultura, y también las culturas más variopintas de las que existen en el mundo, especialmente de la India, de la que es ferviente estudiosa. La obra nos ofrece una visión espacial y vital de lo que entendemos por Dios, mística y metafísica en un entorno sobre el que podemos, si así lo queremos, poblar. Nos enfrenta a esas paredes que elevamos y no somos capaces de destruir, si no fuera por la visión que el artista en sí nos puede dar. Para Maillard, si bien el artista se adentra en el vacío para sacar de él el todo, la cultura India también nos indica en su vertiente metafísica que la Nada es el todo y el Todo es el vacío. Así, la autora es capaz de relacionar al artista con el místico y con ciertas tradiciones budistas, en donde se logra ir más allá de la unidad, de manera que se limitan el pensamiento y el sentimiento hasta lo que podemos llegar a entender y comprender, añadiendo a lo que también podemos llegar como cierta disolución lógica.

La autora nos conduce hasta el hombre teórico, quien elabora cadenas causales y expone frente al hombre práctico, que hace la realidad a la imagen procedente de la razón. Pero no nos limitemos. Maillard llega a un punto en el que el arte y la ciencia se unifican (como bien sabemos que pasa con el hombre renacentista e ilustrado). La cultura forma hilos, hilos inconclusos que nos llevan de un lado hacia otro, zigzagueando entre lo que creemos y lo que hallamos en la realidad observada. Por ello, hace hincapié en la enseñanza, en lo que la educación transfiere a los estudiantes, en el límite del qué, cómo y por qué enseñar. Enseñamos, pero a la vez construimos muros que nos impiden ver cómo el academicismo gana terreno, frente a lo sentido y único que se tiene en cierto orden metafísico. Aunque más bien, y en general, se tiene y experimenta de un modo vivencial.

Para Maillard, la creencia se convierte en privilegio, y esta vivifica lo que el hombre puede llegar a ser en su totalidad, sin dejar de lado lo enseñado. Así, escribe: «El horizonte es el límite de lo que abarca la mirada, y así era la frontera para el viajero: el límite de lo propio, esto es, de lo que ya se anduvo, la promesa por venir del trayecto». Volvemos a viajar, de un lado a otro, como el artista a la hora de realizar lo que nos llega en su obra. Observamos lo que el círculo fronterizo entre culturas puede llegar a disipar, si volvemos al concepto de ver lo múltiple en el ser humano per se.

En su libro, Maillard nos muestra todo lo que la cultura india es capaz de ofrecernos. Ellos otorgan importancia al sonido, dan valor a lo subjetivo en lo que objetivamente nosotros podríamos denominar caos. Para ellos, el caos va unido a un ir y venir en grupo sin dejar de lado su individualización. La cultura aquí va unida a un hacer y deshacer propio que iniciamos cuando nos enfocamos en y frente a ella, unida tanto desde su politeísmo hasta la importancia de las Diosas y la mujer, más la simbología y la visión erótica de esta tradición. Para Maillard, el modo de ver oriental es similar a la visión que tiene el artista o la de quien se adentra en el arte, para eliminar lo superfluo y ganar terreno en el sentimiento, la calidez y las enseñanzas, que son capaces de crear en nosotros el ir más allá de los muros y diques creados por la humanidad.

De este modo, el libro ya no sólo nos muestra la manera de ver de Maillard respecto a todos estos términos, sino que también nos acerca de un modo más empírico, a lo que ella misma ha vivido a lo largo de estos años, entre la India y Occidente. Así, Contra el arte y otras imposturas se convierte en un mano a mano entre el arte y otras culturas para hacernos ver que todo puede explicarse y, de este modo, relacionarse.


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