Resulta extraño, por lo gratificante que resulta, vivir en un país en el que el cine se ve en versión original subtitulada. Gracias a esto, el dueño del pequeño cine que había a la vuelta de la esquina, Mikrokosmos, me recomendó ver The Tribe. Según sus palabras: “no tendrás problemas en entenderla, porque al contrario que otras películas que tenemos ahora, esta es la única que, a pesar de ser ucraniana, no tiene subtítulos en griego, ni diálogos, ni banda sonora, está rodada en lengua de signos… Te va a gustar.” Tras este aviso, una se enfrenta a la película con miedo de no entender nada durante las dos horas siguientes, pero lejos de esto, The Tribe, apuesta por transgredir la forma del lenguaje de la narración contemporánea en el cine. Es posible que, debido a la forma de expresión de los actores, que en ocasiones muestran efusivamente sus emociones, recuerde a la gestualidad de los maestros del cine mudo, pero nada tiene que ver con ellos. Seguimos a una tribu como si fuésemos a ver animales enjaulados donde la cámara evita darles la espalda, como estrategia práctica, facilitando así la comprensión de lo que ocurre en escena.

leer en détour

 

Número ocho
Pa(i)sajes: La nada, el vacío, la muerte
Imágenes: Francisca Pageo

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