Escribir. Leer. Vivir, de Toni Montesinos (Ediciones del Subsuelo) | por Juan Jiménez García

Toni Montesinos | Escribir. Leer. Vivir

Después de todo, grandes escritores no debe haber muchos. Por una simple cuestión estadística, tal vez. Igual habría que replantearse los clásicos como se los replanteaba Italo Calvino en su momento. Preguntarse qué es un gran escritor. Si algo inmenso o algo más grande que otros muchos. Si uno capaz de cambiar la literatura o de cambiar el mundo o de cambiarse a sí mismo (esto último pocos lo consiguieron). Leyendo Escribir. Leer.  Vivir, el libro de Toni Montesinos alrededor de algunas de las figuras claves de la literatura europea, podríamos pensar que un gran escritor es alguien que habita en un mundo que avanza hacia la destrucción (o hacia una radical transformación, por jugar un poco con uno de ellos, Kafka) y que atrae a todos los demás escritores de su tiempo y tiempos posteriores como la luz atrae a todos esos insectos voladores. Esto es lo que pienso. En realidad el libro se articula sobre la relación entre la escritura, la lectura y la vida que experimentaron todos ellos, y como eso es una misma cosa, algo abrasador.

Los cinco escritores son Goethe, Tolstói, Mann, Zweig y Kafka. Entre una Alemania suicida, una Centroeuropa en disolución y una Rusia que se despedía de su tiempo para atravesar el desierto rojo. Cada uno no dejó de ser un hombre, incluso un hombre atormentado, y tras ellos, no se podía seguir escribiendo igual, sino que había que estar con ellos, contra ellos, junto a ellos. Cada uno tuvo una fortuna diferente, pero hoy no se puede hablar de literatura sin acercarse a ellos. La prueba es que alrededor de estas figuras, Toni Montesinos se acerca a otras muchas más que compartieron sus días y la literatura como algo inagotable. No fue lo único que compartieron. Las dudas, la muerte. Quitando a Franz Kafka, todos fueron reconocidos en su momento, lo cual no les evitó la huída. La huída de los nazis o de su mujer. Poco importa.

En todo caso, ahora que la idea de  Europa se vuelve más abstracta y solo parece que aspira al mercadeo, ahora que las patrias vuelven a estar de moda, como nuevo caramelo narcotizante (más eficaz que otros, como la xenofobia… aunque se pueden combinar perfectamente), es triste constatar que algunos, como decía Jean Renoir, seguimos estando más cerca de otros escritores que vivieron en otro tiempo, en otro país (incluso ya inexistentes), que del vecino de enfrente. Que compartimos miedos y esperanzas con algunos que vivieron hace cien años, pero no nos importa aquello que puede ser encerrado en la fugacidad de una televisión o de unos cuantos caracteres. Que, de hecho, no hay nada más vigente que aquello que se escribió y nada más fugaz que aquello que se escribe ahora. Que para entender y entendernos, la explicaciones las encontramos en Kafka o en Zweig.

Por eso leer no está de moda. Y escribir aún menos. Y qué decir de vivir. Y todo junto, es una fantasía como otra cualquiera. Un libro, unos textos como los de Toni Montesinos son completamente necesarios porque nos devuelven a aquel lugar que nunca debimos abandonar. Porque son una invitación permanente a dejarse caer en los brazos de la literatura, de una literatura vivida desde la intensidad de su escritura y desde la vida. La de unos hombres entre hombres (aunque algunos podrían ya sentirse dioses). Todo pasará, pero ellos seguirán ahí. Como única explicación posible. Una explicación llena de dudas.

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