Hay muchas cosas que contar, muchas cosas por ser contadas, muchas cosas de las que liberarse. La del genocidio armenio ha sido una de esas historias silenciadas a lo largo del pasado siglo. Quizá por ello, su relato, recogido por Varujan Vosganian, solo pueda narrarse con susurros, con las peripecias de hombres sencillos y el costumbrismo de un lugar consumido por el fuego de la memoria. De esa memoria que se tragó a casi dos millones de muertos y que, aún hoy, pugna por el reconocimiento de la masacre. Porque a nuestra cabeza le resulta imposible entender esas cifras, hay que volver a los números pequeños. Las historias individuales que contienen la tragedia colectiva. Volver a sentir la responsabilidad de contar.
Con motivo de la celebración del centenario del genocidio armenio, Varujan Vosganian, el autor -o el storyteller, como él mismo afirmaría- acudió a Valencia para participar en los actos conmemorativos. Una oportunidad para compartir mesa, café armenio y frutos secos y charlar sobre la memoria de los armenios, el perdón, la sangre, el pasado, los muertos y la manera en la que la Historia se abre camino.
Número seis
Las penúltimas cosas
Imágenes: Francisca Pageo