número tres | nuestro tiempo | ilustraciones: paula pérez
Las correspondencias entre cineastas han hecho su entrada fulgurante como género cinematográfico cada vez más fecundo en sus múltiples posibilidades. Ensayos, mediometrajes, esbozos e interpelaciones directas se combinan con los esfuerzos por abrir y compartir una ventana, un vaso comunicante, entre los microcosmos íntimos de cada uno de los autores que se dan cita en ellas. Uno de esos microcosmos lo componen dos artistas tan singulares como Jonas Mekas y José Luis Guerín, el diario íntimo y el relato cinematográfico atravesado por sus presencias. Un diálogo, establecido sobre las bases del intercambio, que acerca sus universos creativos (la estilización de uno y la familiaridad granulada del otro) hasta conseguir que se retroalimenten.
En La memoria del montaje/El montaje de la memoria, Jesús Cortés reflexiona sobre la correspondencia entre Guerín y Mekas, sobre su marcada identidad cinematográfica y el proceso mediante el cual ambas miradas aíslan sus diferencias para encontrarse en los pequeños grandes detalles que comparten.