número tres | pa(i)sajes: nanni moretti. el amigo italiano | ilustraciones: francisca pageo
Que el cine de Moretti es un cine construido sobre lo dulce, sobre los postres, es algo innegable. Película a película, nos fue demostrando que una cosa no es igual a otra y que la desesperación podía ser un enorme tarro de Nutella, que comerse una tarta Mont Blanc de cualquier manera era el camino más rápido para la depravación familiar o que la mayor declaración de amor posible es preparar una Sacher a la mujer que quieres. La vida se resume en la vitrina de una pastelería, todo puede ser explicado a través de ella y el momento soñado, aquello que siempre quisimos hacer es un musical en uno de esos lugares de culto. El cine es amargo pero es dulce. La vida, también.
Elena Duque ha escrito un texto que nos comeriamos gustosamente, un texto delicioso, en el que el cine del director italiano es contado desde esa dulzura, o los dulces están impregnados, como un ingrediente más, de sus imágenes. Tanto da. Lo único cierto es que ha valido la pena que Moretti realizara todas estas películas, todas esas recetas, para que Elena pudiera escribir este texto. Y ya.