número tres | nuestro tiempo | ilustraciones: ferdinand jacquemort

Robocop | Paul Verhoeven

Decía el filósofo Olivier Mongin, en Violencia y cine contemporáneo: ensayo sobre ética e imagen, que “uno jamás se desembaraza totalmente de la violencia: es esto lo que deben admitir las sociedades democráticas, durante mucho tiempo convencidas de su pacificación congénita y más todavía desde que se creen, equivocadamente, liberadas de las ilusiones totalitarias”. Tal declaración podría describir la épica del músculo, la programática resurrección de los valores conservadores o la obsesión por la limpieza e iconicidad que la Administración Reagan confirió a la imagen en movimiento, desde el cine de acción hasta la pornografía. Héroes, símbolos, imágenes de un way of life que se tradujo en una explosión de películas cuya lectura es, ante todo, un mapa desde el cuál recorrer la geografía moral de un país y unos valores necesitados de una inyección de anabolizantes.

Como ya ha sucedido en anteriores ocasiones con la era Obama o el período de gobierno de George W. Bush, en Détour hemos querido cerrar provisionalmente la trilogía presidencial volviendo sobre la riqueza del paisaje que propició el cine en la etapa de Ronald Reagan. Así, Luisfer Romero Calero plantea en Revanchas Reagan, Inc. un apasionante viaje por sus texturas, personajes, constantes, valores, acercándonos a esa etapa de nuestra infancia/adolescencia a la que, una vez adultos, regresamos con renovadas energías. Cine de músculos, ideología hipertrofiada e iconos desbordados.

leer en détour


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