La vida de Mohamed Chukri no fue fácil. Ni cuándo no fue nadie (o fue un nadie más) ni cuando llegó a ser un escritor conocido (dudo en utilizar la palabra “reconocido”). Su aventura editorial en España tampoco. País al que amó profundamente, con un idioma que conocía bien, le dio la espalda como le ha dado la espalda a todo ese continente que prolonga nuestro sur, formando un espacio geográfico y literario del que poco, mal y nada conocemos. Pero entonces, un día, Cabaret Voltaire empezó a recuperar su obra. Cuatro años después, son siete los libros suyos publicados y Chukri se ha convertido en uno de nuestros autores de cabecera. El sueño de una literatura surgida de una ciudad tantas veces imaginada, Tánger. Y tras esos libros, tras esa aventura editorial, se encuentra igualmente Rajae Boumediane El Metni, traductora de cuatro de ellos (incluida su obra más conocida, El pan a secas) y reciente Premio Nacional de Traducción en Marruecos, precisamente por El loco de las rosas. Con ella hemos mantenido durante los últimos meses un prolongado y rico intercambio epistolar alrededor del escritor marroquí y, a través de ella, hemos seguido el retrato y el relato de una vida difícil.
Número siete
Las penúltimas cosas
Imágenes: Francisca Pageo
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