Si hace unos días presentábamos los cuatro pa(i)sajes que dibujará nuestro segundo número, ahora nos toca presentar el resto de temas y textos que, semana a semana, hemos ido adelantando en nuestro blog. En sólo un número, hemos multiplicado por dos la cantidad de textos y, fruto de ese aumento, también hemos duplicado las líneas, senderos e ideas que queremos ofrecer para pensar. Es por esto que en nuestro número dos hemos potenciado los diálogos y las conversaciones, entre nosotros y con cineastas, sobre la obra de un autor como Apichatpong Weerasethakul o sobre el valor que lo nuevo y lo original puede cumplir en nuestra contemporaneidad. Sin olvidar, por supuesto, el contacto con los temas del anterior número, reflexionando, una vez más, sobre el estado de salud de la cinefilia, sentimental o escrita; pensando en los límites de la representación desde una máquina de fabricar imágenes de impacto como Lady Gaga; o girando la vista hacia el anime y su panoplia de recursos preparados para transportar a la narración hasta donde no dé más de sí.
Uno de los puntos que iniciamos en este número es el de la crónica -o la experiencia- de los Festivales, a partir de gestos, detalles, emociones interiores y pequeñas vivencias aglutinadas durante los días dedicados en exclusiva al visionado masivo de películas. Y también volvemos la vista hacia la periferia y los márgenes del Brasil encarnado en el peculiar fantástico de José Mojica Marins; en la musicalidad de las imágenes de Youssef Chahine; en las últimas palabras de Stanley Kubrick; o en los motivos de Georges Franju. Détour, número dos, es esa colección de pequeñas grandes cosas de las que no podemos deshacernos. Desde la vitalidad de la obra de Margaret Tait hasta la sordidez que emana del cine de Henri-Georges Clouzot. El vuelo del cisne negro y el eclipse de la inocencia que alberga el pan negro. Los entrecruzamientos sentimentales de Hong Sang-soo y las formas que vienen y van, se entremezclan o se disuelven en el blanco de la pantalla.
En definitiva, aquí tenéis el índice, con nombres y apellidos, de una imagen de conjunto que pretende continuar con aquello que animó a nuestro primer número: la intuición, el despertar de la emoción, la voluntad de compartir esas pequeñas cosas. La voluntad de escribir sobre cine, siempre. La voluntad de establecer un diálogo entre todos y con todos, con la escritura como una perfecta herramienta para llevarlo a cabo.