Eva, de Massimo Carlotto y Marco Videtta (Navona) Traducción de Valentina Mercuri | por Juan Jiménez García

Massimo Carlotto, Marco Videtta | Eva

Segunda entrega de su serie de novelas Las vengadoras, Eva es una vuelta de tuerca en el escenario creado por Massimo Carlotto y Marco Videtta. Recordemos la idea de partida: cuatro mujeres de ambientes y maneras muy distintas se ven unidas en la adversidad por una cierta idea de la venganza, que en cada una de ellas se concreta de una manera distinta. Cuestión de temperamentos. Ksenia, una gimnasta siberiana traída a Roma para casarse con un viejo usurero, protagonizaba la primera entrega. Allí se encontraba con el amor de su vida, Luz, una prostituta, a la vez que lograba encontrar su lugar.

Eva tenía su propia historia. Propietaria de una perfumería, abandonada por su marido, un ludópata que no duda en correr detrás de cada mujer (vista como una posibilidad de obtener dinero), seguía ligada a él por la costumbre, por los temores de sus cuarenta años y por la esperanza de que todo sea algo temporal, una forma como otra de engañarse. Cuando creía haberse librado de él, vuelve a aparecer. Y ella no puede resistirse a sus encantos o a sus propios miedos. Pero en su reencuentro aparecerá alguien más, Melody Mascherano, una jovencita que ha ocupado los últimos meses de su marido y que no está dispuesta a perderlo. Y las fuerzas tal vez irían parejas, más allá de edades, si no fuera porque los Mascherano son un grupo criminal, una familia gitana que controla el tráfico de drogas y la extorsión en la zona. Y Melody es el ojito derecho de Serse Mascherano, el tío.

Liberados de la necesidad de presentar en profundidad a los personajes y también de una trama más complicada, más llena de alternancias, en la primera entrega, Carlotto y Videtta concentran todo lo que le daba su carácter a Ksenia y se centran en una historia más lineal. Si el libro anterior era una mezcla de novela negra con novela romántica, aquí ese segundo género no se abandona pero sí se transforma en algo más frío, más cerca de lo pasional, pero de una pasión que se acaba. Cierto que todas Las vengadoras, en palabras de sus autores, están construidas sobre esa esperanza de escapar a la realidad. Pero no es menos cierto que Eva tiene algo de decadente o de fin de tiempo. Y también que, sobre todo y por encima de Eva, es el libro de Melody, que se convierte en auténtica protagonista de la historia.

Cierto, Massimo Carlotto y Marco Videtta siguen confiando en que todo saldrá bien, aunque ese salir bien se lleve por delante tantas cosas. Y cierto que lo suyo sigue siendo una novela negra que tiene no poco de fábula, una fábula que incluso esconde alguna moraleja. Cierto que esta entrega está más lejos de ese cine de mujeres vengadoras que se hacía hace unas décadas (y quién sabe si coger a una rusa como primera protagonista no fue un homenaje), menos violento, más intrigante. El gran acierto es no repetir fórmula, no transitar los mismos caminos y dejarnos con ganas de más (la tercera entrega será Sara, precisamente el personaje más oscuro, más destructivo de los cuatro). Volver a dibujar un retrato turbio de Roma, acercarse a una realidad, a una presencia constante de la inquietud, y hacerlo desde esas miradas de mujer. Con hombres al fondo. Muy al fondo. Como una amenaza o como la última de las decepciones.

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