Los mutilados, de Hermann Ungar (Siruela) | por Laia López Manrique
1. He terminado de leer una novela que lleva por título Los mutilados. La compré hace unas semanas, pese a que su autor era para mí un perfecto desconocido. ¿Cuál fue, entonces, el motivo? Probablemente el título fuera lo primero que me llamó la atención. La escogí de entre un montón de libros anodinos. Refulgió como una aguja. Los mutilados, los arrancados. Siempre me fascinaron esta clase de títulos. Los libros que incorporan a personajes oscuros, zafios, desde la infancia.
2. Franz Polzer, el protagonista de la novela, lleva lo que podríamos llamar una existencia miserable. Una vida exenta de riesgo es su ideal. Aferrado a sus miedos, al temor de la alteración del orden, a la contabilidad mezquina con que atesora sus objetos y escasas pertenencias personales. Franz Polzer se avergüenza de sus orígenes humildes, vive mediado por la mirada ajena. Su vida se basa en la repetición de una serie de actos a los que se somete con imperturbable y minuciosa exactitud (su trabajo en el banco, sus paseos dominicales, la contemplación del retrato de su santo patrono en la cabecera de su cama antes de irse a dormir) sumados a una visión atormentada y reticente del sexo.
3. Franz Polzer odia el sexo. En el personaje de Polzer cristalizan algunos de los mitos ancestrales acerca del sexo y de las mujeres. El horror al cuerpo femenino de Polzer (depredador, inmenso, turgente) cobra una temible realidad en la figura de Klara Porges, su casera. Klara aparece representada como una suerte de mujer salvaje, que convierte en víctima a Polzer. Polzer es el hombre que no quiere ser amo de ninguna mujer, que no quiere dominar a las mujeres. En él la relación de poder entre los sexos queda suspendida. Sin embargo, acaba siendo esclavo de Klara Porges, de su amigo Karl Fanta e incluso del terrible enfermero Sonntag.
4. No puedo dejar de imaginar a Franz Polzer ruborizado. Polzer vive pendiente de los demás, de su mirada. Los demás que le miran son también los propios objetos, las imágenes. En este sentido es paradigmática la relación que el personaje de Polzer mantiene con el retrato de San Francisco: el narador resalta que en realidad la dependencia de Polzer lo es respecto del cuadro y no del santo. Vive con él (con el icono) un idilio de estrecha vigilancia.
5. En cierto modo, Los mutilados es una novela religiosa. Trata acerca de los vínculos de unión de una comunidad de seres imperfectos. El principal vínculo entre ellos es la carencia y la debilidad encarnadas en el personaje de Polzer. La novela retrata la comunidad que se ha formado alrededor del personaje de Polzer y a la que él se somete.
6. Es una novela religiosa porque es también una novela de ritos. La ruptura del rito (del orden obsesivo al cual Polzer somete su vida) significa en el libro, propiamente, la irrupción del relato.
7. Pero hablamos en todo momento de un relato infeccioso, crudo, de hombres marrones y mujeres carnales y burlonas. Un relato expresionista, objetivo hasta la mueca que lo pliega y lo retuerce. Un relato seco y abigarrado de indicios de peligro.
8. Los mutilados es una novela que hace pensar, en todo momento, en la acción, cinematográficamente imposible (y por ello soñada y reiterativa) de salir del plano (ser relieve). Muestra a una serie de personajes que son salientes, filosos, mientras que Polzer es el cuerpo o superficie sobre la cual estos personajes se erigen, del cual los personajes emergen.
Es una excelente reseña que invita a leer el libro . He tenido ocasión de disfrutar de diferentes escritos de esta autora y cada vez que lo hago me siento en la necesidad de indagar sobre ella . Enhorabuena .
ME PRECIO DE HABER LEÍDO GRAN PARTE DE LA LITERATURA CENTROEUROPEA, QUE ME FASCINA, PERO UNGAR NO SÓLO NO LO HABÍA LEÍDO, SINO QUEE INCLUSO NO ESTABA EN MIS REGISTROS. QUÉ BUENA IDEA REEDITAR A ESTOS AUTORES. EL LIBRO ME GUSTÓ MUCHO, CREO QUE HAY INFLUENCIA EN ESE AMBIENTE KAFKIANO, EN QUE «NUESTRO HÉROE» LLEVA UNA VIDA MÍNIMA, LLENO DE ANGUSTIAS, EL FAMOSO ANGST DE KAFKA, ABORRECE EL SEXO,PERO SE VE ENVUELTO EN ÉL CON ASCO, GRACIAS A LA LASCIVIA DE SU «PATRONA», INMERSO EN UN REDUCIDO GRUPO HUMANO, LLENO DE APRENSIONES, PROBLEMAS Y FRUSTRACIONES, UN GRUPO DE «MUTILADOS». POR DESGRACIA, EL AUTOR MURIÓ MUY JÓVEN (36). EXCELENTE LIBRO, PARA QUIEN ADMIRA LA LITERATURA CENTROEUROPEA, QUE NO ES MUY FÁCIL.