La proliferación de pequeñas editoriales ha generado una brecha en el mercado de los libros que, entre otras cosas, ha permitido al lector exigente recuperar obras y autores cuya fortuna literaria era mínima o concentrada en los textos esenciales. Leer a Pierre Michon, Edward Bunker o Julien Green es hoy posible gracias a la perseverancia y el cuidado de nombres como Alfabia, Sajalín o Días contados. Esta última es una editorial barcelonesa modesta y amante de la literatura, que edita con gusto y criterio, en castellano y catalán, pequeños textos mayores de la literatura contemporánea. Así, dentro de su catálogo habita un titán como Pierre Bergounioux -posiblemente el mejor autor en lengua francesa de fecha reciente-, Carlo Emilio Gadda o Marcel Proust. Pero, sobre todo, encontramos un respeto por el lector y la obra escrita, un mimo en la selección preparada y una integridad en el criterio editorial; una combinación de factores cuyo resultado sintetiza un breve fragmento de Virginia Woolf que figura en el encabezado de su página web: “Look, these need no reward. We have nothing to give them here. They have loved reading”. En otras palabras, la proporción exacta de placer literario puesta al alcance del lector inquieto. Estos pequeños textos mayores de la literatura contemporánea son, por así decirlo, una llave de acceso a un vasto paisaje de libros y temas que, para el lector escéptico decepcionado por la indiferencia de las grandes empresas editoriales, deberían servir de acicate, recordándonos que en este microcosmos de amigos de los libros se encuentran algunos de los catálogos más estimulantes de las publicaciones recientes. El de Días contados es uno de ellos y, tras recuperar el aliento una vez leída su lista de nombres, una excelente carta de presentación del trabajo riguroso de las pequeñas editoriales.