Ernst Gombrich ha sido, sin duda, uno de los historiadores y críticos de arte más referenciados del S.XX. En este libro, editado por Sans Soleil en formato de pequeño volumen, se nos habla de un tema principal, la interpretación de la imagen, que con anterioridad había abordado abierta y plenamente en Arte e ilusión.
Para el autor, resulta necesario que el conocimiento se expanda para poder concebir una visión más flexible, global y auténtica de aquello que vemos. Gombrich reflexiona acerca de la fotografía y cómo esta puede verse alterada no sólo por sus características técnicas, sino también por el modo en que las vemos. El historiador nos ofrece diferentes ejemplos de ello con diversas imágenes las cuales interpreta de manera técnica y visual.
Interpretar una fotografía implica conocer su contexto, sus características técnicas y sus múltiples elementos que varían dependiendo del ojo que dispara y el ojo que mira. Gombrich nos invita a preguntarnos sobre lo fotografiado y el mundo que nos rodea. Nos hace redimensionar nuestra mirada de manera que seamos capaces de ver las diferentes variables que posee la fotografía. Hace, obviamente, alusiones a su libro Arte e ilusión, continuamente, publicado por primera vez en 1960 y que a día de hoy aún mantiene toda su vigencia, para mostrarnos las diversas características que la percepción visual tiene tras de sí.
El autor hace hincapié en los estímulos que recibimos sensorialmente a la hora de proceder a interpretar lo que vemos. Esto ya se ve recogido, como hemos dicho antes, en Arte e ilusión, pero en esta edición ahonda sobre ello y no está de más recordarlo. Para Gombrich, cuanta más información tengamos sobre lo que vemos, más conocimiento podremos recoger y más capacidad de interpretación tendremos. Gombrich apunta que los críticos e historiadores de arte deberían tener todo lo anterior citado como característica principal de su quehacer profesional, pues sólo así sabrán recoger a la perfección lo que el arte y las imágenes nos ofrecen.
Cabe destacar cómo la psicología de la percepción nos hace ver las cosas. A veces, es necesario un aislamiento del objeto para poderlo percibir, mientras que otras veces necesitamos de un paisaje o contexto para extraer la información. «Mirar significa concentrarse, física y mentalmente, y esta capacidad debe ser limitada.»
El autor utiliza su faceta como historiador y crítico de arte para hacernos ver los diferentes aspectos que definen a la expresión artística. De este modo, estamos ante una mirada analítica, que se guía por el conocimiento que posee y extrae de las obras pictóricas todo el sustrato necesario para darle su valor. Gombrich se interesa por una teoría y práctica de la interpretación y de la influencia que tiene nuestra manera de observar y experimentar la imagen. Gracias a las obras de arte expuestas en el libro podemos sacar ejemplo de todo lo que nos enseña este historiador. Ejemplos pictóricos de El Bosco, Alberto Durero o M.C. Escher.
La postura concluyente de Gombrich, su postura, es que hay que conocer el contexto en que se halla la obra y la imagen antes de interpretar algo, pues sólo así esta interpretación podrá ser verdadera y nada subjetiva ni sujeta a la percepción visual que el ser humano puede dar y que puede estar errada.
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