Non-stop Éufrates, de Veronika Bendová (Xorki) Traducción de Elena Buixaderas | por Juan Jiménez García

Veronika Bendová | Non-stop Éufrates

En la vida de Veronika Bendová, como en la vida de Tomáš, el protagonista de su novela, podemos encontrar un momento decisivo: su conversión al catolicismo en una edad adulta. No es que viniera de otra religión, sino simplemente venía de unas décadas de comunismo, como tantos otros. Tampoco es que no se pudiera ser católico en aquella vieja  Checoslovaquia: simplemente no estaba bien visto ni de moda. El momento fue tan decisivo que su primer libro, este Non-stop Éufrates que nos llega de la mano de Xorki, podría ser una reflexión sobre sí misma, pero tiene algo de atrevido. Si ella abrazó aquella religión, el cura protagonista de su obra abandona la Iglesia (que no las creencias, claro).

No es una crisis de fe. Creer sigue creyendo. Es simplemente Anna. Enamorado de Anna, deseando compartir una vida con ella, el padre Jeroným lo abandonará todo y se lanzará a unos caminos imprevisibles. Imprevisibles porque uno siempre piensa que todo irá bien, y sí, todo iba más o menos bien, aunque algo justo. Sin demasiado dinero, con un trabajo extraño a él, pero asumido, empezarán las problemas. Primero los mensajes al teléfono móvil. Siempre anónimos, siempre con referencias a algún pasaje de la Biblia. Pero no cualquiera, sino cuidadosamente elegidos para reprocharle su abandono. Incapaz de saber quién es el autor, cambiará de móvil, pero todo seguirá igual. Segundo: el nacimiento de su hijo. Un hijo que cambiará su existencia pero, por encima de todo, cambiará la vida de Anna y también su matrimonio. Ella se volcará en él hasta la obsesión, hasta lo enfermizo, y Tomáš quedará ahí, arrinconado, abandonada por aquello en lo que había creído.

Non-stop Éufrates será un libro de destellos pero, fundamentalmente, de desvanecimientos. Para Tomáš su nueva vida será una sucesión de instantes que se despiden de algo, ya sea la Iglesia católica, ya sea su mujer, ya sea su madre (defrauda por su decisión) o su padre, que los abandonó para marcharse a Suecia y ahora vuelve para morir, enfermo de cáncer. Su relación con el mundo no será sencilla. Por reinvención o porque espera algo, otra cosa. También por un exceso de fantasmas del pasado que le impiden transitar simplemente hacia ese otro estado de las cosas, hacia esa vida en común con Anna.

Quizás sea una cuestión de acomodarse, de encontrar su lugar, un sitio. Tomáš no pide mucho pero no obtiene nada, solo la revelación de que la vida no será fácil, desprotegido tras todos aquellos años. No es empezar de cero, sino más bien empezar contra algo. Contra uno mismo, contra los demás, contras las esperanzas. Y también todos sus contrarios, en esa confusión en su cabeza que solo el odio hacia su padre podrá despejar, cuando de algún modo llegue a la realidad, a esa concreción que es siempre la muerte y frente a la que no se pueden encontrar otros argumentos. Como un último hilo que le une a ese pasado.

Veronika Bendová ha escrito un libro sobre nuestras contradicciones (a cada cual las suyas) y sobre la dificultad de huir de nuestras circunstancias, que son tantas, demasiadas. Y que tal vez hay algo aún más difícil que encontrar a Dios: encontrarse a uno mismo.


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