Las manos negativas, de Marguerite Duras, en traducción de Silvio Mattoni.

 

Se llaman manos negativas a las pinturas de manos halladas en las cuevas magdalenianas de la Europa Sud-Atlántica. El contorno de esas manos_apoyadas bien abiertas sobre la piedra_ estaba untado de color. Más frecuentemente azul, negro. A veces rojo. No se ha encontrado ninguna explicación para esa práctica.

Frente al océano
bajo el acantilado
sobre la pared de granito

esa manos

abiertas

Azules
Y negras

El azul del agua
El negro de la noche

El hombre llegó solo a la cueva
frente al océano
Todas las manos tienen el mismo tamaño
estaba solo

El hombre solo en la cueva miró
en el ruido
en el ruido del mar
la imensidad de las cosas

Y gritó

A ti que tienes nombre a ti que estás dotado de identidad te amo

Esas manos
del azul del agua
del negro del cielo

Aplastadas

Apoyadas cuarteadas sobre el granito gris

Para que alguien las viera

Yo soy el que llama
Yo soy aquel que llamaba que gitaba hace treinta mil años

Te amo

Grito que quiero amarte, te amo

Amaría a cualquiera que me escuchase gritar

Sobre la tierra vacía quedarán esas manos
en la pared de granito
frente al estruendo del océano

Insostenible

Ya nadie escuchará

Ni verá

Treinta mil años
Aquellas manos, negras

La refracción de la lluz en el mar hace temblar
la pared de piedra

Soy alguien soy el que llamaba el
que gritaba en esa luz blanca

El deseo

la palabra todavía no se inventó

Miró la inmensidad de las cosas en el estruendo
de las olas, la inmensidad de su fuerza

y después gritó

Por encima de él, los bosques de Europa,
sin fin

Se mantiene en el centro de la piedra
de los corredores
de los conductos de piedra
de todas partes

A ti que tienes nombre a ti que estás dotado de identidad
te amo con amor infinito

Había que bajar del acantilado
vencer el miedo
El viento sopla del continente y empuja
al océano
Las olas luchan contra el viento
Avanzan
frenadas por su fuerza
y pacientemente llegan
a la pared

Todo se estrella

Te amo más allá de ti
Amaría a cualquiera que me escuchase gritar que
te amo

Treinta mil años

Llamo

Llamo a quien responda

Quiero amarte te amo

Después de treinta mil años
grito al mar el espectro blanco

Soy aquel que gritaba que te amaba, a ti

 
 


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