Esoterismo y arte moderno, de Iván Gómez Avilés (Ediciones Asimétricas) | por Francisca Pageo

Iván Gómez Avilés | Esoterismo y arte moderno

Licenciado en Historia del arte y Traducción e interpretación por la UCM, Iván Gómez Avilés es experto en arte y esoterismo. Con este libro nos introduce a estas dos cosas y su relación de una manera clara y brillante, haciéndonos ver que arte y esoterismo siempre han estado de alguna manera ligados por la presente y profunda búsqueda espiritual que el hombre tiene tras de sí.

Este libro nos sumerge en los pensadores y ocultistas y también en los artistas que se han visto influenciados por las corrientes esotéricas que han existido desde el helenismo, principal fuente de toda afición esotérica en occidente. Son innumerables los artistas, no tanto así los pensadores y antroposofistas de los que beben los primeros. En el ámbito esotérico destacan principalmente Rudolf Steiner y su escuela, Helena Blavatsky y su teosofía, posteriormente pasada a Annie Besant y, sobre todo, destaca una búsqueda incansable e insana hacia lo espiritual que han tenido algunos artistas, aunque esto no fuera un impedimento para abarcar otros aspectos más sociales o de un aspecto más pictórico en su arte. Para asociar el esoterismo con el arte y como bien dice Iván Gómez: el artista debe ser, por un lado, modelo de perfección espiritual y, por otro lado, contribuir con su arte al desarrollo de la espiritualidad del ser humano.

Son algunos artistas principales los que se interesaron por el esoterismo y lo llevarían como influencia a su ámbito. Estos serían Kandinsky, los prerrafaelitas, Malevich, Yves Klein, los surrealistas y dadaístas, Mondrian, Pollock… entre muchos otros. También destacan artistas que llevarían un bagaje espiritual en el mundo de lo oculto, como Hilma af Klint o Ithell Colquhoun –aunque de esta última no se habla en este libro, pero estaría muy influenciada. Cabe destacar el estupendo libro que la editorial española Aurora Dorada sacaría sobre ella y el cuál recomiendo fervientemente para conocer un claro ejemplo de esa mezcla de arte y esoterismo, tan cautivadora y poderosa a la vez–. Todos ellos tendrían una clara inspiración del mundo teosófico, antroposófico y espiritual del mundo en el que se hallaban inmersos y del que extraen sus más profundos misterios a la luz a través de sus obras pictóricas.

Iván Gómez nos pone muchísimos ejemplos, muchísimos cuadros y obras de estos artistas, aunque he echado en falta no tenerlos presentes visualmente en la edición tan bella de Ediciones Asimétricas. Lo que sí es este libro es una clara referencia al mundo espiritual, no tanto religioso, pero sí sagrado, del arte. Nos será de utilidad para poder introducirnos en él, en sus misterios, en sus claves. Pero sólo como introducción, ya que es tanta la infinidad de información dada en la que no podemos profundizar a través de este libro que una se queda con ganísimas de saber más. Pero ya lo dice Iván, este libro es una mera introducción a esas señales que el mundo esotérico dio de sí en el arte. Los artistas mencionados son conocidos y sus obras señaladas las recordaremos seguramente por la profundidad que tienen. ¿No nos basta, acaso, con recordar el azul klein del artista Yves Klein? Ese azul mistérico, profundo y espiritual que daría a cabo a enormes lienzos en los que el azul nunca se vería esquinado, dando así a una profundidad del alma mucho mayor. Por no hablar de Kandinsky, que profundizaría en el arte y lo espiritual escribiendo sobre ello. Su enseñanza ha pasado a través del tiempo y hoy en día sigue siendo tan relevante como en su época.

Estamos así ante un libro de gran calado bibliográfico para saber y cerciorarnos que arte y esoterismo pueden conducir a una confluencia de gran calado en la sociedad; no sólo artística, sino también humana y social. El artista es aquí un profeta, un sabedor del mundo oculto, de lo que se puede apreciar tras el velo de la realidad y la gran ilusión en la que nos hallamos inmersos. Y ya sabéis ese dicho: quien busca, encuentra. Y aquí el autor ha encontrado tesoros poderosos y prodigiosos para hacernos ver que el esoterismo y las artes pueden profundizar en el ser humano por la profunda simbología que éstas aportan a nuestra consciencia e inconsciencia. Hagamos del arte una vía para la introspección y también para el conocimiento de otras realidades. Quizá y sólo así, podamos completarnos como seres humanos que somos.


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