En definitiva, Manuel Mur Oti va a contar historias de pasiones desenfrenadas, de crueldad y engaños mostrando una gran preocupación por la composición formal que, en muchas escenas, nos recuerda al montaje soviético […] Sin embargo, sus aportaciones estéticas tampoco tuvieron continuación y el “genio” como fue llamado en esta época pasó a ser olvidado y a desarrollar un tipo de producción menos personal.
Carmen Arocena. Un colorista y poliédrico laberinto. Los años 50