número tres | bande à part | ilustraciones: david flórez, ferdinand jacquemort
Tras su retorno de la India, mientras construía su ambicioso documental sobre el país y su riqueza cultural, Louis Malle percibió hasta qué punto el material rodado en Calcuta constituía un universo en sí mismo; un mundo aparte que no encajaba con la suficiente armonía en el resto del documental. De esta manera, Malle desgajó sus imágenes para construir una película que se centrase en la diversidad de esa ciudad, centro neurálgico de una vida que necesitaba una expresión visual diferente, autónoma. Así, Malle oculta temporalmente la voz narradora que sí estaba presente en su anterior proyecto para dejarnos vagar por las imágenes sin previo aviso. Vemos Calcuta, los diferentes aspectos sin más apoyo que el de unas imágenes que atacan a nuestros sentidos. Cuando Malle vuelve a acompañarnos, ya no hay lugar para la digresión, pues lo que nos aporta es la información precisa de ese vasto universo sensorial que se abre ante nuestra mirada.
A la manera de Malle, David Flórez nos presenta, en Sin palabras que puedan describirlo: epílogos y epítomes de Malle a su viaje hindú, una variación sobre su anterior texto a propósito de la India. Si allí nos sumergía en ese mundo perdido, registrado paciente y exhaustivamente por la cámara de Malle, comentado en off, marcando brutalmente la dialéctica entre dos planos de la realidad que entrechocan continuamente; aquí es el magma hirviente de la realidad de Calcuta el que nos advierte de la enorme brecha que separa la realidad objetiva del documental con las imágenes que construyen Calcuta. Un lugar que arrebata nuestra privacidad para empotrarnos contra una realidad, la calle de esa megalópolis del tercer mundo, donde ocurre todo a la vista de todos, donde prácticamente se nace, vive y muere, sin posibilidad de escape, sin oportunidad de esconderse.