número dos | pa(i)sajes: el sueño de una forma | imágenes: francisca pageo
¿Os acordáis de Kieslowski? Vivimos quizás en un tiempo en el que la muerte (en cinefilia) ya no es un valor añadido, como solía ocurrir, sino que lo importante es estar vivo, porque hay que hablar/escribir de lo último, de lo nuevo (entendido como un valor expresado en fechas). Y Kieslowki murió. Murió en el momento en que se había convertido en una moda, en el que ver sus películas era algo que te daba un cierto prestigio intelectual, unas películas que molaban porque eran en colores y además cada color era una cosa y siempre podías quedar bien explicándolo. Y además, con una música pegadiza. Y quizás fue todo eso lo que mató a Kieslowski. O quizás no, y se sentía bien cómodo con ese nuevo papel de faro de la modernidad, pero lo cierto es que todo aquello tenía poco o nada que ver con su obra, tremendamente poética, rigurosa (moral y cinematográficamente), inolvidable, un cine de rostros, de personas (y sus dilemas).
Henrique Lage vuelve afortunadamente a él y a su obra con un texto revelador, mostrando la manera en que Kieslowski «materializa lo intangible», dentro de su poética…