«Características: realismo torturado, incluso visionario, que frisa con el sadismo, aficionado a la pintura de seres perversos, crueles y obsesos. Tiene una auténtica fuerza, no exenta, a veces, de cierta tendencia al enjuiciamiento, a la que se une una soberana facilidad en el arte de «hablar en imágenes», arte que se ríe de la impaciencia en que ha sumergido al espectador, y que se permite, a veces, el lujo de la perfecta «relajación», para mejor conseguir, en el momento oportuno, su fin.»
Jean Mitry, Henri-Georges Clouzot, Diccionario del cine