Alexis Ravelo no ha necesitado demasiados libros para convertirse en uno de los referentes de la novela negra de nuestro país. El premio Hammett por La estrategia del pequinés confirma lo intuido en La última tumba; y Las flores no sangran, su última obra, que aquello no fue una casualidad. Atrás quedan las cuatro novelas dedicadas a Eladio Monroy y un montón de cosas más en otros géneros y terrenos. Inscrito en la tradición del noir americano más duro, Ravelo ha leído mucho a los clásicos y los ha entendido muy bien, y su escritura, trabajada desde el punto de vista formal, sigue el camino trazado por otros tantos que le precedieron. Por eso, no es extraño que entre sus obras figure un ejercicio de estilo como El viento y la sangre, en el que se hacía pasar por un desconocido escritorpulp.
Escritor comprometido, políticamente comprometido, estuvo en el Sporting Club Russafa de Valencia para hablar de refugiados en los Martes Negros organizados por Amnistía internacional y la librería Cosecha roja. Y allí estuvimos para conversar con él.
Número siete
Las penúltimas cosas
Fotografías: Francisca Pageo