número uno | bande à part | selección de imágenes: ferdinand jacquemort
Desconozco la biografía de Daikichi Amano más allá de lo que él mismo desvela en un par de entrevistas (tendencias fetichistas, pulsiones anales, atracción por lo diferente…). Sin embargo, podemos llegar a trazar esa biografía a través de su obra fotográfica; a saber: que posee una peculiar sensibilidad, que tiene debilidad por las muñecas tradicionales japonesas, y que a menudo busca los contrastes cromáticos; que le seducen las estampas de naturalezas muertas, las formas submarinas, ciertas perversiones sexuales… Elementos todos ellos que permiten intuir su otra obra. ¿Qué otra obra? Simple, el bueno de Daikichi no sólo hace cine, sino que además ha inventado un subgénero pornográfico; aunque, en honor a la verdad, hay que admitir que todo este hilo de pensamiento es un tanto tramposo. El que se acerque a su cine esperando encontrar aquello mismo que le haya cautivado/seducido en sus fotografías puede sufrir una profunda decepción.
Sin ser nada extraordinariamente novedoso para ser fruto de una mente nipona, las fotos de Daikichi Amano son potentes. Algunas de ellas son como un estallido de luz que nos obliga a detenernos en sus filigranas una vez superada la ceguera inicial; algo así como dar una buena torta con la mano abierta y, acto seguido, levantarse el flequillo para revelar un elaborado tatuaje en la frente. Sus fotos están llenas de pequeñas texturas que se mezclan y se confunden, y que nacen de los flujos y de la carne de las bestias submarinas y de las mujeres. Son fetichistas, tribales, terroríficas; nutren fantasías sádicas (las del propio autor) y revisten el cuerpo femenino de tentáculos a modo de manto tumefacto y también de segunda epidermis. Todas estas cosas y muchas más, cuya sinergia y combinación componen con frecuencia una estampa formidable y cautivadora para los amantes de ficciones oscuras.
Aquí tenéis el segundo adelanto de Bande à part, un texto donde la mirada del fotógrafo japonés Daikichi Amano explora los límites entre arte, pornografía y cine. Nuestro colaborador, Juan Alcudia, desmenuza las imágenes de Amano en busca de un sentido, allí donde lo moral y lo humano no dan más de sí.