Veinte años después de entrar en vigor el Tratado de la Unión Europea, el fracaso de esa unión de diversidades se hace cada vez más palpable. Ante su estructura postiza, donde el valor de entidad supranacional ha naufragado por sus intereses ocultos y la desidia que ha generado a través del tiempo, se hace patente esa sensación de desconocimiento que reviste su falta de aristas y matices. Quizá por eso nadie mejor que Jana Sevciková podría haber documentado ese proceso, ella que ha hecho de su obra el espacio de los desplazados y el de los desposeídos. El de la ruina identitaria. El de los extranjeros perpetuos. El de unos parias que deberían haber encontrado el hogar ideal. Documentos con una voluntad de estilo admirable y sin traicionar ninguna de las ciencias implicadas en el proceso, del lenguaje a la etnografía pasando por la etología y la meteorología.
En Jana Sevciková. La Europa olvidada por el tiempo, Roberto Amaba traza un recorrido alrededor de la corta pero intensa obra de la documentalista checa, donde los desplazados o los difíciles procesos de reconstrucción identitaria son capturados por el discurso de su realizadora. Una cineasta que no está de paso, que se integra con rigor en cada uno de sus objetos de estudio, en cuyos ojos asoma siempre una duda, cuya obra propone una hermosa relación con el trabajo de otros documentalistas y compañeros de fatigas.
Número cinco
Pa(i)sajes: D’Est
Collage: Francisca Pageo