En una de las escenas más sonadas de Mujer en la playa (Haebyonui yeoin; 2006) [1], el director Kim Jung-rae (Kim Seung-woo) trata de explicar su filosofía de vida con un sencillo gráfico: la realidad se presenta amorfa pero nosotros solo fijamos nuestra atención a tres puntos concretos, sobre los que volvemos una y otra vez, generando un triángulo. Ese triángulo sustituye nuestra idea de la realidad. No es hasta que introducimos nuevos puntos de esa cotidianeidad, de aquellos momentos que, por rutinarios, no centran tanto nuestra atención, cuando la figura toma más aristas y va ajustándose, por aproximación, a esa realidad informe que nos contiene. El triángulo inicial es, pues, una imagen estereotipada, “diabólica”, en la que tendemos a delimitar nuestra existencia. Nuestra naturaleza nos obliga a reconocer patrones y obsesionarnos con ellos, ignorando todo aquello que no atañe a nuestro modelo de existencia.

leer en détour

 

Número ocho1/2
Bande à part
Collages: Francisca Pageo

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