Mitología clásica en el arte medieval, de Erwin Panofsky y Fritz Saxl (Sans soleil) | por Alicia Guerrero Yeste

Erwin Panofsky y Fritz Saxl | Mitología clásica en el arte medieval

A lo largo de la lectura de Los enemigos de los libros de William Blades (Fórcola, 2016) relampaguea la idea de la impresionante resistencia del pensamiento, y de los productos del pensamiento y el espíritu.  Asombrarse por cómo es posible que, pese al grado de destrucción y negligencia que ha afectado a tantísimos libros, el cuerpo y energía de tantos conceptos intelectuales, imaginaciones… haya persistido.

Sucede lo mismo ante otras obras del arte.  Abruma suponer cuánto puede haberse perdido pero es, sin embargo, posible creer que lo desaparecido posee la manera de resurgir oportunamente para seguir presente, hilando el velo de los conocimientos que sostienen al mundo. Quizá una imagen como la fotografía de 1893 del hallazgo de la escultura de Antinoo en el templo de Apolo en Delfos −donde la deslumbrante nitidez del amado por Adriano y la tierra que lo envolvió contrasta, sobrecogedora como en un resplandor sagrado, con las presencias humanas difuminadas (efímeras, no eternas) que lo rodean− sea algo donde se nos revele que lo desaparecido posee seguramente la capacidad de decidir su resurgimiento.

Sostenida por el rigor del estudio con vocación científica, la iconografía y la iconología constituyen tal vez la rama de la Historia del Arte que concede la apertura de una mirada maravillada hacia el pasado y a los latidos transtemporales de la Imaginación. Al alma impresionable y ávida de joven estudiante, aquellas clases donde se ofrecían explicaciones que vinculaban las escenas representadas en los tímpanos de catedrales románicas con símbolos complejos relacionados con el zodíaco, con fuentes literarias en las que se describían extraños habitantes de tierras remotas, bestiarios, signos teológicos… suponían una dosis de excitación y alborozo. De deslumbramiento ante la memoria del mundo, ante la potencia de las metamorfosis de formas y símbolos. Se vigorizaba la apreciación de la dimensión conceptual de toda representación.

Aunque dotado de una concisión y especificidad temática que podría acotarlo estrictamente al territorio de su disciplina, Mitología clásica en el arte medieval de Erwin Panofsky y Fritz Saxl −dos de las figuras fundamentales del estudio de la Historia del Arte en el siglo XX− es un texto capaz de estimular y aportar a un lector forastero en ese ámbito. Sans Soleil especifica en su nota editorial que su motivación al publicar este título no es sólo la de recuperar un estudio clave sobre el peso de la tradición mitológica clásica en la Edad Media −análisis de un caso particular con el que se buscaba demostrar el valor de los métodos de análisis desarrollados por Aby Warburg y sus seguidores−, sino también poner de relevancia su interés historiográfico.

Versión revisada de una conferencia ofrecida ante alumnos y docentes del Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Princeton, este texto de 1933 es también un documento que pervive como anticipo de los estragos que el ascenso del partido nazi causó sobre la actividad intelectual en Alemania (y, por extensión, en Europa) y el lugar de EE.UU como refugio vital e intelectual para el forzoso exilio que debieron sufrir figuras como Panofsky y Saxl (el primero debió emigrar a EE.UU y al segundo se debe el traslado del Instituto Warburg a Londres). Seguramente éste sea un dato que subraya el carácter de la actitud mental que sustentaba estas indagaciones y prolonga su valor más allá de las líneas teóricas sobre el concreto tema en estudio, por cuanto comprender la infinita mutabilidad de conceptos e imágenes y su sujeción a un entrelazado de factores psicológicos, culturales, sociales… es causa de una ‘deformación profesional’ a través de la que se interpretan y perciben los flujos del presente en que se habita, comprendiendo a éste como un estadio más en ese proceso que va construyéndose (o descifrándose) como ‘historia’ y no como un momento álgido, superior o único.

En Mitología clásica en el arte medieval  Panofsky y Saxl abundan en la tesis argumentada por Warburg, que plantea cómo las concepciones filosóficas, literarias, científicas y artísticas de la Antigüedad clásica continuaron presentes a lo largo de la Edad Media, adecuándose a las ideas morales y religiosas que definieron ese periodo. La inicial imitación de las formas antiguas en que se esforzaron los iluminadores carolingios fue gradualmente mutando en el desarrollo de «toda una nueva e independiente forma de ver las cosas. Transformando los antiguos protocolos de tal manera que se convirtieron en irreconocibles, descompusieron la tradición figurativa de las figuras mitológicas».

El ortodoxo ‘Renacimiento’, como señalara Warburg y recalcan aquí Panofsky y Saxl, supuso una recuperación del mundo clásico por la reintegración de formas y conceptos que durante el periodo medieval quedaron desvinculados a través de procesos de significativa complejidad, de manera que la variación en una representación medieval respecto a su referente clásico no puede meramente tildarse de ‘degeneración’ o ‘transformación’, sino reconocerla como una completa innovación −tal y como queda claramente de manifiesto en el recorrido por la iconografía de los planetas y estrellas como deidades y héroes de diferentes manuscritos astrológicos realizados en Occidente, en donde se recalca la influencia que el conocimiento árabe ejerció sobre su desarrollo.

En paralelo a esta existencia de una tradición representativa heredada de la Antigüedad que derivó en esas innovaciones a lo largo de los siglos, el artista medieval se encontraba con una tradición textual relativa a temas mitológicos para los que, sin embargo, no disponía de un repertorio iconográfico original previo. La segunda parte del texto analiza casos relacionados con esta última situación, sintetizando asimismo una cronología del proceso que llevó paulatinamente al ‘renacer’ de la cultura clásica a partir del Quattrocento mientras apunta a la diversidad de focos dentro del territorio de Europa desde los que éste fue emanando.

Panofsky y Saxl argumentaban en sus conclusiones que bajo la vitalidad renacentista subyació una compleja tensión derivada del intento de «armonizar las ansias humanistas de libertad con los postulados autoritarios de la religión cristiana»; una tensión que estuvo ausente en la Edad Media (puesto que no poseyó conciencia de distancia histórica respecto al mundo clásico y no lo comprendió por ello como un cosmos cultural íntegro) y que sería decisiva para su subsecuente evolución y el desarrollo de una idealización utópica de la Antigüedad, la Arcadia, donde las tensiones entre teología cristiana y mitología pagana se diluían. Esta idealización no sólo devendría pilar básico del Clasicismo, concluían, sino también sustento de apoyo para momentos de crisis más cercanos al hombre contemporáneo.

Mitología clásica en el arte medieval  nos habla alto acerca de la fuerza y vida eterna de los símbolos antiguos, la energía de su presencia y su intervención crucial en los movimientos y construcciones del pensamiento a lo largo de siglos. En su lectura se refresca o se invita a descubrir aquella fascinación que abría a un estudiante a un camino intelectual inesperado, que exponía la potencia de la dimensión mental de la que derivaba la creación de un símbolo y una representación, expandiendo el territorio a ámbitos que iban más allá de la búsqueda de la Belleza estética en las imágenes, a adquirir la convicción de la necesidad de adquirir conocimientos que someter a interpretaciones, revisiones…conscientes de que jamás cerraremos de manera absoluta ninguna certeza.

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