Ed van der Elsken (Fundación Mapfre) Traducción de Juan Santana Lario | por Francisca Pageo

Como suele ser habitual, la Fundación Mapfre nos ofrece casi toda la trayectoria artística de fotógrafos y artistas que merecen la pena conocer y disfrutar. Esta vez, y terminando el 20 de mayo su exposición en Madrid, tenemos a Ed van der Elsken, fotógrafo y cineasta cuya obra es apreciada y querida por muchos, no sólo por su calidad, sino también por la manera que tiene de presentar todo el universo del autor. Esta exposición y catálogo han sido posibles gracias a la colaboración de la Fundación Mapfre con Stedelijk Museum de Ámsterdam y Jeu de Paume de París. En ella se reúnen todas las facetas de Elsken: la fotografía, el cine y la autoría de libros. El libro nos detalla la vida de este artista con hechos y señales, en la que participan otros autores ofreciéndonos no sólo la mirada de Elsken, sino también la que ellos tenían sobre él, haciéndose así algo muy completo para conocerlo.

Para Elsken, la fotografía fue un medio con el que vivir y expresar su propia vida. Es por ello por lo que estamos ante una fotografía más documental que artística, por decirlo de alguna manera, aunque en ella se observen atisbos de una estética y encuadres bien cuidados y un halo de belleza que no muchos de los que retratan la calle logran. A pesar de que la fotografía de Ed van der Elsken sea y parezca natural, estaba obsesionado con la técnica y la llevaba a todas partes, siempre la tenía presente. Para él la fotografía era el resultado de una interacción entre él, la cámara y lo fotografiado. Su manera de empezar en esta técnica fue sin artificio alguno, simplemente se echaba a la calle y disparaba con su cámara a personas sin hogar, a manifestantes, a gente solitaria, a niños…; aunque, como anécdota, no haría más de tres fotos a un sujeto debido al tipo de cámara que usaba (una Rolleicord). Siempre bocetaba y preparaba escenas en libretas, que usaba como proceso artístico. Su fotografía y hacer eran completamente subjetivos y se retaba a sí mismo, continuamente, con el lenguaje fotográfico. Pasaría por diferentes matrimonios, de hecho, su primera mujer sería la también fotógrafa Ata Kandó, a la que podemos ver en algunas de sus fotos.

Diseñaría libros con sus fotografías a los que dedicaría mucho tiempo. En ellos las fotografías aparecerían recortadas de diferentes maneras y todas las imágenes irían relacionadas entre sí. Sería un buen retocador en el laboratorio fotográfico, donde jugaba diariamente con los químicos para poder experimentar con sus fotografías. Empezaría trabajando en blanco y negro, pero poco a poco, al empezar a trabajar con diversas revistas, utilizaría el color.  Le gustaba hacerlo todo por sí mismo, sin necesidad de ayudantes. Y era un convencedor profundo (tanto hacía sí mismo como hacia los demás) del trabajo que debía y necesitaba hacer. Lo tenía todo muy claro.

Para Nan Goldin, Ed van der Elsken era su predecesor. En él vio y tuvo claro qué quería hacer y cómo lo quería hacer. Su texto, complementando a la obra de Elsken, es bello e inspirador. Según David Campany, la estética de Elsken parecía estar basada en la improvisación. En ella toma suma importancia el azar y el accidente que Francis Bacon definiría.

La exploración documental del artista surge del afán por la búsqueda social que poseía y su enorme inquietud de desafiar las normas y las expectativas creadas por la sociedad. Elsken documentaba todo: su vida, sus relaciones, sus viajes, sus inquietudes, exposiciones y vidas de otros artistas (especialmente, sus procesos artísticos). Para Valérie Jouve, Elsken simplemente muestreaba la realidad, aunque viendo sus fotografías presintamos algo más. Es como si Elsken utilizara la realidad a su antojo, la llevara por completo a su forma de mirar el mundo y la vida. «Un artista tiene que atrapar la vida por completo», diría.

Sus fotografías son completamente honestas, pues son incapaces de alterar la realidad, de hecho, lo que hacen es que esta sea más atractiva. Nos conviene pensar en este catálogo como un documento necesario para mirar lo que ha sido la última mitad del S.XX, ya que en ellas encontramos una mirada desprovista de toda artificialidad, lo que se agradece cuando lo que queremos es apreciar y ver lo que realmente es la fotografía y arte documental.

 

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