Konstandinos Kavafis | María Simó

Konstandinos Kavafis nunca permitió que la luz eléctrica llegara a su departamento de la calle Lepsius. Prefería la luz, danzante, de las velas cuidadosamente dispuestas sobre los candelabros, restos de un lejano pasado opulento. Era la iluminación, creía, que mejor correspondía para la escritura y la lectura de sus poemas escritos con palabras nítidas que, sin embargo, en sus intersticios provocan el vuelo de la imaginación. Una poesía que obsesivamente gira alrededor del deseo, pero que también alberga el desarrollo de una ética que coloca a la belleza y los sentidos como bienes supremos. Una poesía que, asimismo, reflexiona sobre la realidad y el cincelamiento al que la somete el poeta para conseguir poemas que brillan como gemas.

En Rue Lepsius, 10: Recuerda cuerpo, Emilio Toibero llevó a cabo una lectura de Kavafis en profundidad, entre su obra y su vida, en la que el fulgor de esta última, de sus experiencias y de su intimidad, iluminaba la suya propia. Por eso, y por su indudable valor como guía a través de la obra del poeta griego, recuperamos este artículo con la esperanza de que nuevos lectores continúen pensando sus versos tras esa misma luz danzante de las velas que iluminaban su piso en la calle Lepsius.

 

leer en détour

Número cinco
Pa(i)sajes: Las penúltimas cosas
Ilustración: María Simó


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