Destino. Una novela en imágenes, de Otto Nückel (Sans soleil) | por Juan Jiménez García

Otto Nückel | Destino. Una novela en imágenes

Entre todas las revoluciones o patadas en la puerta que trajo la posguerra, podemos encontrar algo así como el nacimiento de la novela gráfica. Un nacimiento que tenía mucho de involuntario, porque tal vez está más cerca de buscar una traslación del cine mudo (porque el cine todavía era mudo) a la novela, a través del grabado, principalmente en madera. Era dar un paso más allá para alejarse de la mera ilustración de los libros de los otros para convertirse en un lenguaje propio basado en imágenes, porque esas primeras novelas gráficas serían, como el cine (o incluso más que él, dada la ausencia de intertítulos) mudas. Sin palabras. El primera artista que se entregará conscientemente a esa tarea será el belga Frans Masereel, que pasó no poco tiempo en Berlín. En 1918, su obra 25 images of a man’s passion, contendrá el germen, tanto temático como expresivo. Reivindicación social y una intensidad brutal de blancos y negros para obtener unas imágenes expresionistas no muy alejadas del cine alemán pero buscando, necesariamente, su propio lenguaje. Su encuentro con Georges Grosz no le dejará indiferente y sus novelas van subiendo en profundidad y ambición, no muy lejos de su compañero de piso: ciudades voraces, calles atestadas, personajes corruptos y desmedidos (Die Stadt es emblemática).

En 1926 y en ese caldo de cultivo aparecerá Otto Nückel. Nückel, hasta ese momento, se había dedicado al grabado como ilustración de libros (Mann, Hoffman) y Destino será la increíble excepción dentro de su obra: no habrá otra novela en imágenes de su parte. A través de 211 grabados, el artista alemán contaría la historia de su protagonista, una mujer a la que el destino, precisamente, nunca le reserva nada bueno. Y si lo hace es un mero tránsito hacia cosas mucho peores, en un melodrama de considerables proporciones. Las diferencias con Masereel, que no deja de ser el referente ineludible, no son pocas. Para empezar, el método de grabado utilizado. Por las dificultades de la época, Nückel utilizará el plomo frente a la madera. Sus imágenes serán igual de intensas, pero menos expresionistas. Frente a esa intensidad de la oposición blanco-negro, sin tonos medios, él trabajará el tramado, lo cual le permite una expresividad más matizada. Si en uno se impone lo inmediato, el golpe en la cara, en Destino se impone el matiz, la sutileza. Aun utilizando motivos recurrentes en la época (como las prostitutas, la deformidad,…) su aproximación es totalmente diferente, mucho menos grotesca que la de otros colegas.

No es la única diferencia. La narrativa de Otto Nückel está perfectamente estructurada e incluso trabaja sobre efectos que no tienen que ver con la imagen, sino con aquello que hay entre una imagen y otra. Escenas como la del incendio son significativas. En vez de entregarse al dibujo espectacular de las llamas, el artista alemán prefiere mostrar lo que hay antes y lo que hay después, en un recurso que utilizará a menudo. En la vida de su protagonista estarán las causas y los efectos, pocas veces el acto en sí, en una estudiada búsqueda de la elipsis. Su narrativa será mucho más depurada, mucho más trabajada, sin entregar todo al dibujo, sino reservando buena parte a la historia, a la relación entre las imágenes.

Este cine mudo de papel, este cine mudo para un solo espectador, acaba por ser un gesto sorprendente, que establece una relación completamente diferente con el lector (un lector que no tiene nada que leer). Una relación basada en la mirada y los sentimientos, e incluso en el tacto (preciosa la edición de Sans soleil). Una especie de lugar posible entre el cine y la literatura, en el espacio neutro de una época que fue pródiga en ambas, llena de ese furor y esa rabia necesarios para llegar aquí, a una novela única como Destino.

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1 thought on “ Otto Nückel. El blanco y el negro, por Juan Jiménez García ”

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