Fariña, de Nacho Carretero (Libros del K.O.) | por Raquel Delgado

Nacho Carretero | Fariña

Cuando Netflix todavía no tenía fecha de estreno en España, Narcos, una producción exclusiva de la plataforma sobre Pablo Escobar y la cocaína en Colombia, estaba siendo tan exitosa en Estados Unidos que parte del público aquí expectante no llegó al 20 de octubre sin haber consumido sus primeros capítulos. Ahora que para verla basta con una suscripción, su audiencia se ha multiplicado: Narcos es una de las series estrella de la cadena, que ha acertado al utilizarla como bandera en el desembarco en nuestro país. ¿En qué consiste la atracción? En que está construida a partir de protagonistas y hechos tan extremos que nadie podría creerlos verdaderos, por lo que comprobar después de cada episodio que sí lo son hace que nos quedemos boquiabiertos. Los creadores son conscientes de esta fortaleza y la han concentrado en un himno que, impreso en la pantalla o en voz del narrador, subraya con frecuencia lo extraordinario de las vidas en las que se han inspirado:

El realismo mágico se define como lo que sucede cuando un entorno muy detallado y realista es invadido por algo demasiado extraño para ser creído. Hay una razón por la que el realismo mágico nació en Colombia

Después de leer a Nacho Carretero en Fariña, es innegable que también existen motivos suficientes para que hubiera aparecido en Galicia. Las hazañas de los narcotraficantes de las Rías Baixas no palidecen al lado de las del Cartel de Medellín; en ellas sobra dinero y muerte entre otros ingredientes espectaculares (secuestros, cárceles, persecuciones). Para los que nunca habíamos escuchado la historia completa de Sito Miñanco o el clan de los Charlines, hasta este momento diseminada por periódicos, archivos policiales y corrillos de vecinos, o que desconocíamos hasta dónde había llegado la vinculación política/droga en Pontevedra y en el gobierno autonómico, el libro es un descubrimiento, una conmoción: ¿cómo es posible que todo esto estuviera ocurriendo en las décadas de los ochenta y noventa en una región de Europa? Los testimonios que ha obtenido el autor de jueces, madres de toxicómanos y delincuentes arrepentidos no son menos exóticos por estar próximos que las aventuras de Escobar, los hermanos Ochoa y la DEA en América.

Fariña está escrito por un periodista exhaustivo que traza el camino sin interrupciones del estraperlo de posguerra en la frontera (a raia) con Portugal que propició el permitido contrabando de tabaco en los sesenta  a las debilitadas, no extintas, bandas que introducen hoy con discreción la cocaína en España. Nacho Carretero explora con detalle la época de oro del narcotráfico en la que los capos hacían y deshacían empapados en una riqueza chabacana que subvencionaba ayuntamientos y celebraciones pero que destrozaba la vida de los jóvenes y la razón de ser de las instituciones y las empresas corrientes y llevaba a Galicia cada vez más cerca del extremo de Sicilia. Esta situación de éxtasis y descontrol, tan bien retratada en el reportaje de  2010 Las patas machacadas de la Nécora de Manuel Jabois para el Diario de Pontevedra y ampliada con la misma destreza en Fariña, es un material inmejorable para la película del año. Para otra versión de Narcos rodada por Netflix en España. Las productoras deberían estar ya luchando por este guion.

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