Manual de autoayuda, de Miguel Ángel Carmona del Barco (Salto de página) | por Juan Francisco Gordo

Miguel Ángel Carmona del Barco | Manual de autoayuda

En una vieja viñeta incluida en el libro de Ulrich Beck, La sociedad del riesgo, se representaba a un señor sentado a la mesa de su oficina de grandes cristaleras, tras las cuales se adivinaba, apostada en la ventana de un edificio cercano, la figura de un ave de granja. Bajo la viñeta, el texto: «Patofobia: El temor de que en algún lugar, no se sabe de qué manera, un pato lo está mirando».

Más adelante, la construcción de la identidad social a partir de la multiplicidad de impresiones de cada individuo sobre la de uno afianza una personalidad irreconocible, pero auténtica, de quien vive con el temor constante a que se le juzgue de manera diferente a la que ya se ha edificado. Es decir, que la construcción de una identidad personal pasa irremediablemente por la multitud de identidades de fuera del sujeto. Somos lo que ven de nosotros y eso, no podía ser de otro modo, está siempre sujeto a la crítica y el prejuicio.

Tenemos que convivir con ese temor a que, no se sabe de qué modo, un pato nos esté mirando. Lo realmente inquietante es ese cómo, que es lo que Miguel Ángel Carmona del Barco se plantea en el compendio de relatos editados por Salto de Página. Un conjunto de individuos que ansían conocer su ser y convivir con él, sin la presión de los miles de patos observadores que traicionan la paz de uno consigo mismo.

Este Manual de autoayuda viene cargado de significantes en torno a la aceptación no tanto de uno mismo, sino de uno con sus circunstancias, de ahí el simbólico título -un poco desgraciado de cara al lector lego, para qué lo vamos a negar. Un conjunto de relatos que no se quedan en la mera lectura de cara a un espectador que es llamado a reflexionar sobre sus propias circunstancias, la afectación que producen en los demás y, sobre todo, en sí mismo, que debe aprender a comprenderlas y admitirlas.

Cada relato está construido en torno a uno o un conjunto de prejuicios o situaciones de características peculiares. Así, un payaso extoxicómano, una prostituta joven y posiblemente con algún tipo de desorden mental o un académico sin cualidades de oratoria son algunos de los personajes que relatan sus propias experiencias más personales, las que construyen su verdadera identidad dentro de un marco social al que temen pero que necesitan para poder reconocerse en alguna parte.

El lector está obligado, tras disfrutar de cada pintura que le ofrece el autor, a indagar en sus conflictos personales y dibujar su propia imagen social a partir de los hechos más característicos de cada uno. Lejos de ser juzgados por los demás, debemos tener en cuenta que el peor juez de cada uno es uno mismo, y ese es el primero con el que combatir. Y Miguel Ángel nos lo pone ante los ojos con una maestría técnica y literaria propia de un narrador -casi decimonónico- de la psicología del sujeto.

Más allá de un compendio de relatos breves, Manual de autoayuda es exactamente eso, una libreta de ejercicios para practicar la dignidad en la alegría de saberse exento de prejuicios que enturbien la propiedad más inalienable del ser humano: el ser uno mismo.

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